Las bolsas biodegradables que se convierten en alimento y abono de plantas

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Estas bolsas alimentan a peces y se vuelven composta. Foto: Especial

Desde el 1 de enero de 2020, los comercios de la Ciudad de México dejaron de dar bolsas de plástico a los clientes, ante la prohibición de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema), al ser consideradas una de las principales causas de contaminación, deterioro del medio ambiente e incluso causa de muerte de especies marinas.

Lilian Guigue Pérez, directora general de evaluación de impacto regulación ambiental de la Sedema, detalló que la medida se enfoca en prohibir, distribuir y entregar bolsas de plástico desechables en cualquier comercio o tienda departamental, ya que la mayoría se utiliza una sola vez.

Destacó que tan sólo en la Ciudad de México se generan alrededor de 13,000 toneladas de basura a diario, de las cuales 8,600 se envían a rellenos sanitarios y solo 1,900 se reciclan.

“Lo más importante para nosotros es tener una mejor ciudad y un mejor planeta, en esa lógica haremos todo lo que esté en nuestras manos”, explicó a través de la pagina de la dependencia.

La norma también abarca las bolsas biodegradables porque al desecharse, sieguen siendo plástico que podría demorar de 100 a 500 años en degradarse dependiendo el material, y para quienes no cumplan con la nueva norma, pueden pagar una multa que va de los 42,000 hasta los 170,000 pesos.

Si bien las bolsas biodegradables tampoco están permitidas, la mente de los emprendedores no se detiene, ya que se han creado proyectos que benefician al medio ambiente y los animales en más de una forma.

Ya´x Chíim

Víctor Flores, egresado de la carrera de Ingeniería Biotecnológica y Paula Gómez, estudiante de la Licenciatura en Creación y Desarrollo de Empresas, ambos del Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México, buscaron una solución a las bolsas y así fue que crearon una que facilita la descomposición de desechos orgánicos entre dos semanas y un mes.

Su proyecto, Ya´x Chíim, que significa “verde que trae una nueva vida”, no sólo se caracteriza por la rápida descomposición de la bolsa, sino que cuando el proceso de degradación termina, se puede extraer la composta para reutilizarse como abono para plantas y cultivos.

“Las bolsas aplican la biotecnología para mejorar las bolsas biodegradables y así evitar la basura orgánica, asimismo que éstas bolsas ayudan a acelerar la descomposición de la basura orgánica y regresa nutrientes a la tierra de los vertederos”, indican en su página web.

Alimento para peces

Otro proyecto biodegradable, aunque no es mexicano, es del biólogo Kevin Kumala, originario de Indonesia y quien diseñó una bolsa que al entrar en contacto con el agua se vuelve alimento para los peces.

Después de pasar 10 años en Estados Unidos, el biólogo regresó a su ciudad natal, Bali, donde se dio cuenta que aquellas playas majestuosas que recordaba, ahora estaban llenas de basura, en donde las bolsas tenían un gran protagónico.

Ante esto, buscó materiales naturales, ninguno derivado del petróleo como lo hacen las compañías tradicionales, por lo que eligió almidón de yuca, tubérculo similar a las papas o camotes que crece en Indonesia.

Kumala no sólo creó una bolsa con ingredientes libres de daño ambiental y que se disuelve en menos de 100 días, sino que también sirve de alimento para los peces. En caso de que no decidan comerla, se convierte en composta.

A través de su empresa Avani Eco que lidera junto con su socio Daniel Rosenqvist, las bolsas se comercializan a cinco centavos de dólar. Además, comercializa envases desechables hechos de caña de azúcar y popotes de almidón de maíz que tampoco dejan residuos tóxicos.