El pasado 27 de febrero por la madrugada, Francisca se levantó de su cama, se dirigió hasta el cuarto donde descansaba su madre Doris Soler Sánchez, quien era maestra jubilada, con sus manos la tomó del cuello y la asfixió hasta provocarle la muerte, minutos después despertó del trance de ira sin recordar lo que había hecho con sus propias manos.
La ahora homicida, tenía un historial de enfermedad mental, desde adolescente le habían detectado esquizofrenia, lo que la llevó a estar hospitalizada en numerosas ocasiones en una clínica, además de llevar un tratamiento para controlar los episodios de ira, desorientación y alucinaciones.
El abandono de los medicamentos, llevó a Francisca a un trance de alucinaciones y pensamiento delirantes que el pasado fin de semana la condujeron a asesinar a su madre de 80 años de edad, luego del homicidio, la maestra tuvo uno minutos de lucidez, suficientes para ver lo que había hecho y tomar la decisión de quitarse la vida al suministrarse una inyección de raticida.
