Más de la mitad de deuda en México, en manos de extranjeros: FMI

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Ciudad de México.

La fuerte presencia de inversionistas extranjeros deja a México expuesto a reversiones de flujo de capital y aumentos de primas de riesgo, pese a los largos vencimientos en la deuda soberana y a un sector bancario aparentemente bien capitalizado, expuso el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Más de la mitad de la deuda de gobiernos, empresas y bancos de México está en manos de extranjeros. En conjunto, 52.1 por ciento del producto interno bruto (PIB) se encuentra expuesto a la tenencia de otros países, lo que amplía el riesgo de reversión en los flujos de capital, detalló en el Reporte del Sector Externo.

Entre 30 economías “avanzadas” y “emergentes” analizadas por el FMI, la mexicana es la segunda más vulnerable al impacto de flujos externos con un saldo de 655 mil millones de dólares en obligaciones hacia el exterior. La Posición de Inversión Internacional Neta (NIIP, por su sigla en inglés) –el valor de los activos en el extranjero, menos los activos en poder de los extranjeros, incluidas las deudas del sector público, privado y ciudadanos– es deficitaria en 52.1 por ciento, sólo por debajo de España, que reporta 73.5 por ciento.

Martin Kaufman y Daniel Leigh, analistas del FMI, expusieron que los déficits y superávits externos “no son necesariamente un motivo de preocupación”. Si bien hay “buenas razones” para contratarlos en determinados momentos, las economías que piden al exterior con demasiada rapidez, incurriendo en déficits externos, pueden volverse vulnerables a ceses repentinos de los flujos de capital. Además, los países también enfrentan riesgos al invertir demasiados ahorros propios en el extranjero, dadas las necesidades de inversión interna.

El FMI detalló que los activos de México en el extranjero consisten principalmente en inversión directa, cuyos flujos en 2019 se equipararon a 18 por ciento del PIB, y reservas por 14.5 por ciento. Sin embargo, los pasivos comprometidos con el exterior son principalmente inversión extranjera directa por 50 por ciento de la actividad económica e inversiones de cartera por 41 por ciento más.

Como balance, el organismo destacó que “el NIIP es sostenible, y la denominación en moneda local de una gran parte de los pasivos públicos extranjeros reduce los riesgos cambiarios”, además de que las empresas cuentan con mecanismos para reducir el riesgo. Sin embargo, los grandes pasivos brutos de la cartera extranjera permanecen como una “fuente de vulnerabilidad en caso de volatilidad financiera global”.

Esto a medida que durante 2019 el déficit de la cuenta corriente “se redujo significativamente, debido a una fuerte caída temporal en las inversiones e importaciones, así como a fuertes exportaciones y remesas”. Pasó de 2.1 por ciento del PIB en 2018 a 0.3 por ciento el año pasado.

La cuenta corriente muestra los flujos de bienes, servicios, ingreso primario e ingreso secundario entre residentes y no residentes.

Derivado de lo observado en 2020 –el desplome en el comercio mundial y el precio del crudo, detonados por la crisis del coronavirus– el FMI estima que el déficit de la cuenta corriente termine este año en 0.2 por ciento del PIB, sujeto a un alto grado de incertidumbre dada la disminución de la demanda externa e interna.

Si bien en 2019 la IED neta y los flujos de deuda de cartera fueron positivos, pero se desaceleraron, y los flujos de capital neto resultaron negativos, “ es poco probable que las entradas de cartera vuelvan a las altas tasas de crecimiento anteriores”, abundó el FMI.

Recapituló que en los primeros cuatro meses de 2020, el soberano emitió alrededor de 12 mil millones de dólares en bonos sin depósito, disminuyó en casi 14 mil millones la tenencia extranjeras de deuda en pesos a mediados de mayo. Mientras los flujos netos de IED cayeron hasta 20 por ciento y los flujos netos de capital fueron negativos en el primer trimestre.

El FMI recomendó al país proporcionar suficiente apoyo de política en el corto plazo en respuesta a la pandemia de Covid-19, “comprometerse a implementar reformas fiscales inclusivas y en favor del crecimiento” y “revitalizar las reformas estructurales a mediano plazo” para mejorar la competitividad y el clima de inversión.

En este contexto, subrayó que el nivel de reservas extranjeras para fines de 2019 sigue siendo adecuado. Además, la línea “swap” de 60 mil millones de dólares con la Reserva Federal y la Línea de Crédito Flexible del FMI por 61 mil millones de dólares proporcionan amortiguadores adicionales a los riesgos del sector externo.