Sergio Canavero lidera investigaciones con técnicas avanzadas, sin embargo enfrenta dilemas éticos.
Al igual que el doctor Frankenstein, la ciencia moderna enfrenta un dilema ético y técnico con el trasplante de cabeza humana, que podría convertirse en realidad según investigaciones actuales. Sin embargo, la comunidad médica cuestiona su viabilidad y las implicaciones éticas de este avance.
Los experimentos iniciales en trasplantes de cabeza comenzaron hace más de un siglo. En 1908, Charles Guthrie logró trasplantar una cabeza de perro, manteniendo el flujo sanguíneo durante unas horas. Desde entonces, la investigación ha estado marcada por polémicas similares al horror inicial ante la creación de Frankenstein.
PRIMERO EN ANIMALES
En los años 50 y 70, Vladimir Demikhov y Robert White lograron avances en perros y monos respectivamente, aunque los resultados fueron fugaces y controversiales. Estos experimentos dividieron al público entre admiración y rechazo.
Hoy, Sergio Canavero lidera investigaciones con técnicas avanzadas que incluyen cortes precisos de la médula espinal y polietilenglicol para la regeneración. Sin embargo, al igual que Frankenstein, el desafío de unir lo inanimado con lo vivo sigue siendo un obstáculo insuperable para la ciencia actual.
Canavero ya ha realizado experimentos en animales y cadáveres humanos, aunque sus resultados son cuestionados.
Su primer voluntario, Valery Spiridonov, un científico ruso con una enfermedad degenerativa, finalmente declinó someterse a la operación tras formar una familia.
Ahora, el médico cirujano solo espera un nuevo voluntario para llevar a cabo el trasplante que enfrenta los dilemas morales y ético de la humanidad.