NO QUIERO JUSTICIA, TODO ESTÁ EN MANOS DE DIOS

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Elizabeth Aviña

Coatzacoalcos, Ver

Aunque hace una semana la señora Flora Martínez Osorio de 55 años de edad perdió a seis integrantes de su familia, su corazón no alberga odio y rencor, en cambio, pide a Dios por los autores del asesinato de su hijo, nuera y cuatro nietos y, además, asegura que no quiere justicia.

“Pos yo la verdad, la verdad, lo pongo a manos de Dios, yo no pido nada, no estamos pidiendo justicia, solamente encomendamos en Jesucristo a quien lo hizo porque lo más grande es la justicia de Dios, porque si nosotros ponemos la demanda, qué vamos a decir si ni lo vimos, nosotros solo supimos cuando ya estaban muertos”, dijo.

En el patio de su casa ubicada sobre la Avenida Miguel de la Madrid de la colonia Nueva Calzadas, se encuentran expuestas al sol seis cruces de cemento que este lunes serán llevadas al panteón Lomas de Barrillas, donde reposan los restos de Clemente Martínez Martínez, Martidiana Pech, Guadalupe de seis años, Daniel de cinco, Ángel de cuatro y Joselín de tres.

El domingo, se celebró un culto para recordar a la familia Martínez Pech. Hay que mencionar que ellos profesaban el cristianismo o la iglesia de Jesucristo, según lo relató la señora Flora.

Doña Flora indicó que su hijo Clemente tenía tres semanas viviendo en la casa donde fue asesinado, anteriormente vivió en la calle San Juanico.

“El viernes vinieron, todo el día estuvieron aquí, mi nuera lavó su ropita y se fue a su casa que acababan de rentar, apenas tenían tres semanas ahí y mira qué pasó. Se fueron a vivir ahí porque la dueña del terreno tenía un lavado y les dijo que les iba a echar la mano, los niños también trabajaban lavando carros”, explicó.

Ese mismo viernes, Clemente llegó a casa de su madre, le dijo que tenía mucho calor y se acostó en el piso del patio y durmió durante una hora.

Le dijo que se sentía mal y según la señora Flora, lo vio preocupado. “Es que dijo que se le bajó la presión y además estaba malo del colesterol y tenía un soplo en el corazón, yo hasta le fui a comprar una coca”.

Al día siguiente, el día de la muerte, Clemente pasó frente a la casa de su mamá acompañado de su hija mayor, Gabriela, pues fueron a comprar un garrafón de agua.

“Cuando pasaron de regreso le dije si iban a venir a comer y me dijo que sí, que solo iban a dejar el garrafón, eso fue como a las tres de la tarde, cuando vi que no volvían dije: si a las cinco no vienen yo voy, pero nunca regresaron”, agregó.

Posterior a ello, Flora volvió a saber de sus seres queridos cuando los vecinos le avisaron que estaban muertos.

Ella asegura que su hijo no estaba “metido en nada”, de ser así, habría tenido cómo sostener a sus hijos.

“Ellos no tenían nada, no tenían ni cama, dormían en el suelo, ese mueble que salió -en el video- era regalado”, finalizó.

Ahora, lo único que sí solicita la familia es seguridad, esta mujer asegura que por miedo no puede dormir y por ello espera que haya patrullajes en los alrededores de su domicilio.

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