Por: Mariaide Ramos
Nanchital, Veracruz
El oficio de organillero, data de los tiempos de Porfirio Díaz, desde entonces hombres a quienes les gusta la música callejera recorren calles, parques y plazas en la ciudad de México, como don Juan Carlos Méndez y Carmela Hernandez, que viajan cada diciembre desde hace 15 años al municipio de Nanchital.
“Nos dicen cilindreros, en tiempos de don Doroteo Arango, nos sentaba junto a él diciéndonos cilindreros, ya que está integrado dentro del organillo un cilindro que da de lado a lado, donde se encuentran unas puntillas que hacen que cuando yo acciono la manivela salgan esos sonidos mágicos “, explicó don Juan Carlos.
Mencionó que ahora las nuevas generaciones no entienden muy bien, qué es un organillero o a que se dedica, sin embargo comentó que dicho oficio era explicado a través de los libros de historia en los tiempos de Zedillo.
“En si yo soy un trobador, que me dedico a visitar todas las regiones, para tocarles, traerles alegría, hay señores grandes, quienes al recordar dan una lágrima o comentario y externan que sí saben que el organillero existió y existe hasta el momento “, comentó.
Destacó que en sus viajes al sur de Veracruz, visita ciudades como Minatitlán, Agua Dulce, Las Choapas, Coatzacoalcos y Nanchital, donde la gente lo recuerda con mucho cariño.
“Hay gente que aprecia este oficio, pero con la pandemia dejé de ver a muchos que perdieron la vida, de este recorrido, yo me sigo hasta Cancun, pasando por Chetumal, Merida y Campeche”, detalló.
Reconoció que es bonito llegar a la ciudad del nanche, donde se ubican mayormente en el parque central Benito Juárez y el mercado Antonio J. Bermudez.
Actualmente los organilleros son regidos por una unión a nivel nacional y quienes forman parte de ella deben portar su uniforme, respetar a la gente, y traer un mono, anteriormente era de verdad ya que era el encargado de recibir el apoyo que la ciudadanía les brindaba en los parques y plazas
