¿Qué esconden las etiquetas?

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Los alimentos procesados han estado en la vida de todos desde hace muchos años.
He aquí el ABC de lo que se necesita saber de las etiquetas en los alimentos procesados, para ayudarte a tomar mejores decisiones.
Foto: Agencia Reforma

Por cuestión de conveniencia, muchos no pueden alejarlos de sus vidas; sin embargo, pocas personas se detienen a leer las etiquetas de los alimentos procesados que consumen y difícilmente saben lo que realmente están comiendo.

Tampoco se puede negar que se vive en un mundo acelerado, así que no hay tiempo más que para ir rápido a comprar comida y salir a toda prisa del súper.

 

He aquí el ABC de lo que se necesita saber de las etiquetas en los alimentos procesados, para ayudarte a tomar mejores decisiones.

 

1. Panel frontal: en esta sección, que es la que más gente ve, muchos productos prometen ser “bajo en grasa” o “sin azúcar”, entre otras cosas, pero se sabe que para que esa promesa se cumpla, los ingredientes con los que se sustituye el azúcar o la grasa son dañinos para la salud.

Por ejemplo, la Splenda (sucralosa) es un clorocarbón que afecta la función del hígado.

Es menos dañino elegir versiones “completas” del alimento procesado y mantener una dieta balanceada.

 

2. Información nutricional: aquí empieza la complicación.

La mayoría de la gente que llega a leer esta sección sólo ve las negritas (si es que no le ganan las prisas), pero de manera general no pierdas de vista lo siguiente:

 

Tamaño de porción: la información nutricional está hecha en base al tamaño de la porción. La mayoría de los envases contienen más de una porción. Por ejemplo: 1 bolsa de papitas de 61 gramos tiene 2.4 porciones. Tomando en cuenta que nadie se resiste a terminarse la bolsita, habrá que multiplicar el contenido de la tabla nutricional por la cantidad de porciones.

 

Contenido energético (calorías): aunque lo mejor es contar nutrientes y no calorías, esta sección ayuda a saber las calorías por porción. Ejemplo: 1 paquete de galletas sin relleno de 116 gramos tiene 4 porciones. El contenido energético de cada porción es de 125 kilocalorías, por lo que si te comes el paquete completo estarás consumiendo 500 kilocalorías.

Así habría que hacer bien las cuentas para saber lo que en realidad estás comiendo, además de evaluar si son calorías vacías o llenas de nutrientes.

 

Grasa: si en los ingredientes se incluye aceite vegetal hidrogenado o parcialmente hidrogenado, el producto posee grasas trans, mismas que se deben de evitar para mantener a salvo la salud cardiovascular.

 

Lista de ingredientes: esta sección es de mucho valor, inclusive más que la información nutrimental, ya que se puede saber de las fuentes de los macro (proteína, grasas esenciales y carbohidratos) y micronutrientes, es más rápida de leer y de analizar para tomar la mejor decisión de compra.

Esta lista se ordena por peso en forma descendente, por lo que el primer ingrediente que aparezca es el que mayor peso tiene. Ejemplo: “Frijoles pintos, agua y sal” indica que el ingrediente de mayor peso son los frijoles. Cuando leas que el primero, segundo o tercer ingrediente es “azúcar”, aléjate de él, pues su valor nutrimental será nulo, sólo va a alterar tus niveles de insulina y te acarreará problemas de salud como la diabetes.

La autora de este artículo es ingeniero bioquímico en alimentos.

 

Sodio: una cierta cantidad de sodio puede ayudar a ciertas funciones del cuerpo, pero es común que se ingiera de más. Los productos con más de 200 miligramos por cada 100 gramos de producto se consideran altos en sodio y pueden ocasionar problemas cardiovasculares o de hipertensión.

 

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