Roban a taxista 3 mil pesos y su celular

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Las Choapas Ver.

Redacción.

Caro le salió a Mario “N” de oficio taxista, echarse unas caguamas, ya que cuando estaba entradón, le dio por echarse una siesta y ¡sopas! que le bajan su cartera con documentos personales, su celular con un valor de 4 mil pesos, pulso y cadena.

Los hechos sucedieron el pasado fin de semana cuando el susodicho, sintió el canicular y que se le antojan unas ‘muertas’, acudió al tugurio denominado “El Peludo” que se encuentra a un costado de la terminal de autotransporte rural Uxpanapa, lugar donde los campiras acuden cuando vienen a la ciudad por sus insumos agrícolas.

Compartiendo con los amigos se les fue el tiempo encima, y las 8 caguamas estaban haciendo efecto en la humanidad de este taxista, y como dicen en el barrio, pidió esquina para seguir con la parranda, con permiso del encargado, se recostó en un sillón que tienen en esta cantina para estos casos.

Fueron solo segundos que los brazos de Morfeo y Baco lo acurrucó, ahí en sus sueños, nunca imaginó la pesadilla que pasaría cuando despertara.

Un poco más repuesto, fue abriendo los ojos de manera paulatina, como suele suceder en estos casos, el cuerpo pedía la cura y con la alegría que solo ocasiona una cerveza bien fría pidió otra ronda.

Estaba ensimismado en la plática sobre diferentes temas, por no decir que la charla giraba en torno a mujeres y modelos de carros, pero de pronto sintió que le faltaba algo, deja de hablar y ponerle atención a sus compinches para concentrarse en su persona, se tocó el cuello, la muñeca izquierda, la bolsa izquierda del pantalón y una de las bolsas traseras.

Al no sentir nada de su propiedad hasta la borrachera se le bajó, como si tuviera un resorte en su silla, se proyectó para buscar sus cosas personales, pero por más que buscó en el sofá donde durmió y sus alrededores no encontró nada.

Sentía que el alma se le iba del cuerpo, y con las pocas fuerzas que le quedaban, preguntó a los parraquianos si no encontraron estos objetos, unos negaban con la cabeza y seguían chupando, otros de plano lo ignoraron, pero nunca falta el solitario que se sienta en una de las esquinas de las cantinas, que observa, que escucha todo a pesar que la música de los narcocorridos que tocan en la rockola está a mucho volumen.

Con solo un movimiento de cabeza lo llamó, para darle pelos y señales de la persona que se llevó su celular, su cartera, su pulso y cadena.

Antes de salir hecho la mocha para alcanzar a la responsable, le pidió paro al encargado del tugurio para que le apuntara la cuenta, el milusos de la cantina como que no le gustó mucho pero aceptó de mala gana.

Ya con las características, busco a esta persona de nombre Catalina X, y después de dar varias vueltas en diferentes colonias, en varios días, la ubicó en el parque central Benito Juárez.

En este lugar recreativo, le reclamó su proceder, y le pidió le regresara sus cosas, ya que en su cartera se encontraba su licencia de conducir y su identificación del INE, sobre el teléfono mejor ni le preguntó porque ya había investigado por su cuenta que lo había empeñado por 700 pesos.

La persona que tenía su cadena, su pulso y su cartera, en un principio lo negó, pero después aceptó haber tomado esas pertenencias, ya que lo vio indefenso en ese cómodo sofá, que pensó para sus adentros, “a que se lo ching…otro mejor yo y pues de aquí soy”.

Quedaron que las cosas serían entregadas en un domicilio de la colonia El encanto, lugar donde el agraviado llegó en su unidad, pero cual sería otra vez su sorpresa que la pilla esta ya no quiso devolver nada

Ante esto, el taxista decidió formular su denuncia en la fiscalía del estado, donde asentó que no le interesa otra cosa que sus documentos personales, la licencia de conducir para poder librar los operativos de Trasporte Público, y su credencial de elector por las malditas dudas que pueda vender su voto el año próximo.

Con esta experiencia, el amigo taxista se olvidará del alcohol por un buen tiempo, aunque hubiera estado mejor haber entrado a un anexo doble A, ahora solo espera que las autoridades actúen y aguantar la regañada que le da su esposa todos los días, ya que no lo baja de penitente por esta acción.

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