Semana santa sangrienta

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Urbanhistorias de Cuichapa

Gustavo Martínez Contreras

La semana santa de 1948 se iba a teñir de rojo por sendos hechos sangrientos, Tranquilino Gómez ya no llegaría a su última cena ese jueves santo, ya que su cadáver fue hallado a primeras horas del día cerca de lo que hoy es la panificadora La Obrera.

Cuentan que don Tranquilino vivía en la entonces ranchería de Trancas Viejas, que en sus años productivos había sido profesor en Moloacán, que eso se sabía porque tenía una caligrafía excelente y, de vez en vez, se daba su escapada para el Campo Petrolero Cuichapa a tomarse sus alcoholes hasta perder la consciencia… se dice que en esas escapadas se quedaba con su amigo Luciano Hernández Torres, pero esa madrugada ya no llegó a la casa de su amigo y perdió algo más que la consciencia.

Fue encontrado en un charco de su propia sangre y con sendos cortes que, se presume, fueron hechos al romperle una botella en el rostro…

El pueblo apenas se recuperaba del asombro por tan abominable crimen cuando se escucharon dos escopetazos que pusieron en alerta a toda la gente, sucede que don Wilfrido González Ramos le había disparado a su esposa, doña Rafaela Domínguez, para posteriormente darse un balazo en el pecho, con consecuencias mortales para doña Rafaela y heridas de muerte para don Wilfrido, quien murió en el intento de llevarlo al hospital en el entonces Puerto México (ahora Coatzacoalcos).

Pero ¿qué desató el infierno ese día de jueves santo?

De la muerte de don Tranquilino no se supo bien a bien qué pasó, se presume algún pleito entre borrachos que tuvieron desacuerdos irreconciliables, así como son los pleitos sin sentido y que se cobran con el sin sentido de la muerte, de una vida sin sentido volcada en una botella de alcohol.

Del matrimonio González-Domínguez se sabía que estaban separados o en una separación en curso, por lo que doña Rafaela había ido a la casa familiar por sus cosas y ponerle fin a su relación con don Wilfrido, se presume que hubo una discusión, la mujer dio media vuelta para retirarse y evitar seguir peleando, el hombre tomó una escopeta y le disparó en la cabeza dejándola tirada de bruces para inmediatamente después darse un balazo en el pecho.

El caso fue que ese jueves santo del 48 la muerte tendió su manto y cobró tres vidas.

Al matrimonio González-Domínguez los velaron en la casa testigo de la tragedia, él en su caja de un rojo vivo, ella en una caja gris, al día siguiente les hicieron su misa de cuerpo presente… a don Tranquilino lo velaron en las instalaciones del viejo cine por órdenes del jefe de previsión social, don Sabino Gómez, ya que no hubo familiares que reclamaran el cuerpo, no hubo quien pagara su misa.

El matrimonio que era de raigambre petrolera fue llevado al panteón en el kalamazo hasta la “Y” griega, que era el final de la vía y de allí los cargaron hasta el panteón de San Lorenzo, ya que Cuichapa no contaba con uno propio, la caja rústica de don Tranquilino la cargaron unos buenos samaritanos desde el foro del viejo cine hasta el mismo panteón.

Las tres tumbas, una seguida de la otra quedaron juntas, tres muertos por distintas razones, tres razones que parieron tres cadáveres, la tragedia que ese día santo visitó el Campo Petrolero Cuichapa dejó a unos padres sin hijos y a unos hijos sin padres.

La mamá de don Wilfrido cobró la póliza de cuatro mil pesos que en nada aminoró la pena por la pérdida del hijo, que en un arranque de celos acabó con dos vidas…

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