Juan Manuel Jiménez García.
Las Choapas, Ver.
El sismo ocurrido el pasado jueves alrededor de las 23:49 horas, y con un magnitud de 8.1 en la escala de Richter, el más poderoso en la historia de México, llamó a muchos a la reflexión y con el miedo y el temor de perder la vida acudieron a buscar en las diferentes iglesias y denominaciones la presencia de Dios.
Este fue el motivo por qué los recintos donde se reúnen los feligreses de los diferentes credos que existen en la ciudad, lucieran abarrotados y que los líderes de estas congregaciones aprovecharan para preparar un discurso sobre los tiempos finales que marca la biblia.
Los pastores, sacerdotes, maestros y encargados de grupos religiosos, escogieron un sermón donde se les pide a las personas que se acerquen a El Creador antes que sea demasiado tarde, hablaron sobre la fragilidad de la vida ante sucesos naturales como sucedió la noche del 7 de septiembre.
En estas prédicas dejan en claro que son señales de Dios para que el hombre se arrepienta de sus pecados, que retomen valores que se han perdido, descartan que sea un castigo y que estos fenómenos forman parte de la naturaleza.
Aunque algunos líderes de iglesias, consideran que el ser humano es duro de corazón y que esto ha pasado siempre que ocurre una tragedia pero al pasar el tiempo la fe se enfría y vuelven al camino de antes.
Lo cierto es que en las opiniones que aceptaron dar algunos miembros de estas congregaciones señalan que el miedo fue indescriptible, y que en algún momento sintieron que perderían la vida, aceptan que les hizo recapacitar sobre la importancia de las cosas como es la familia y en sí, en la vida misma.
Aunque algunos ciudadanos no coinciden en usar estos temas en estos tiempos de desastres naturales, ya que les parece un chantaje religioso, y que solo acrecienta el fanatismo en algunas creencias;
“A Dios se le debe de buscar en las buenas y en las malas, y que tienen que ser una decisión personal”.