Altares de día de muertos en Moloacan, elementos y significados

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Moloacan Ver. Lázaro Cruz García El altar de muertos es otro de los elementos principales y representativos del tradicional Día de Muertos. Consta de diferentes partes, niveles y componentes con variados significados y representaciones.

Antes es importante conocer de dónde proviene la idea de hacer altares para honrar y recordar a los difuntos.

“El altar es la representación que los pueblo de México tienen sobre la muerte, y de cómo en la alegoría conduce en su significado a distintos temas implícitos y los representa en forma armónica dentro de un solo enunciado. Es un elemento fundamental en la celebración del Día de Muertos.

Los deudos tienen la creencia de que el espíritu de sus difuntos regresa del mundo de los muertos para convivir con la familia.

Compuesto por dos o tres niveles que representan el cielo, la tierra y el purgatorio, los altares se decoran principalmente con los siguientes elementos:

Papel picado: Representa el viento y los rayos del sol.

Flores de cempasúchil: Hacen alusión a la pureza.

Cruz de ceniza: Ayuda al difunto a limpiarse de culpas y purificar el alma. Agua y comida: Para saciar la sed y el hambre del difunto. Se agrega la comida que era de la preferencia del fallecido.

Fotografías: Para recordar a el fallecido y ofrecer el altar a esa persona.

También puedes incluir aromas o inciensos para alejar malos espíritus del lugar, arcos de carrizo o palmilla que simbolizan la entrada al mundo de los muertos y pan de muerto.

Así que si vas a hacer tu propio altar no olvides agregar todos estos elementos que harán de la celebración una ocasión especial para recordar a tus seres queridos difuntos.

En Moloacán uno de los pueblos más antiguos del estado de Veracruz desde tiempos prehispánicos la ofrenda de muertos se llama Micantlamanali, y el altar está constituida por vasijas de barro llenas de mole, frijoles, tamales, atoles, chocolates, dulces de calabazas, frutas frescas de temporada, jícaras de aguardientes, ñpan de muerto y café, el altar es adornada con palmas de cocos, papel de colores y un mantel blanco bordado, para agradar en el viaje del más allá a los fieles difuntos. En este municipio sureño al igual que en muchas partes de México el día primero de Noviembre se espera la visita de las almas de los niños y el día dos la visita de los adultos, anteriormente esta celebridad se realizaba en la casa del mayordomo con rezos durante toda la noche y en punto de las doce de la noche se realizaba una procesión, con cánticos de salmos como la sinfonía “laus tibi”, quema de incienso y encinos llamados también zagahuatl, que eran rellenados de copal, las ofrendas se adornan con flores de cempasúchil amarillas o anaranjadas como el sol, cuya energía luminosa y vitalidad se atraía hacia los muertos para Iluminar su camino, como tradición se acude al panteón en familia para comer en las tumbas, llevando muchas veces tríos, o mariachis para que entonen las Melodías que le gustaban en vida, esta tradición en muchos hogares del municipio todavía lo podemos apreciar cada 1 y 2 de noviembre.