¡¡¡Ambiente De Camaradería Se Vivía Entre Los Rojos De La Sección 26 De La Tercera División Profesional!!!

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Las Choapas De Mis Ayeres…

Por Alfredo Bandala

SEGUNDA PARTE

Cuatro fueron los jugadores que militaron en los rojos de la sección 26 que lograron culminar su sueño de debutar en primera división profesional: Santos Alejandro Martín del Campo con los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara, Antonio Federico Maya con el Zacatepec, Arturo Aguiñaga, orgullosamente choapense, con el Tampico Madero y Rodolfo Villegas con los tiburones rojos de Veracruz y los freseros de Irapuato.

   Cuando estaban los preparativos para conformar el primer equipo para el debut de los rojos de la sección 26 en la tercera división profesional, había “cartera llena” ($) y no escatimaron en dar buenos sueldos, comprar un autobús de medio uso tipo ADO para los viajes, el cual se pintó y rotuló con los colores del equipo local, los uniformes y zapatos eran de marca.

    Se habilitaron 7 cuartos en el estadio de béisbol 18 de marzo para albergar a los jugadores foráneos durante los 10 años que duró la franquicia, pero solo el primero se les daba un sueldo y la directiva les proporcionaba hospedaje y comida. A partir de la segunda temporada solo fue hospedaje y un sueldo, el jugador decidía donde y que comer. En automático, las cenas eran con doña Carmen en el barrio Candela, quien siempre los consintió como a unos hijos y los motivaba regalándoles la cena por gol que metieran.

    A los jugadores locales, les daban un sueldo mucho menor que a los foráneos, pero les daban contrato en Pemex y había la orden del líder sindical de que los dejaran salir a la 1 pm para poder llegar a los entrenamientos en punto de las 3 pm. A algunos les tocaba laborar en departamentos donde el esfuerzo físico era mayor y aparte había que ir a entrenar bajo los candentes rayos del sol a una temperatura ambiente de los 38 a 40 grados centígrados, su juventud los sacaba avante.

    Solo una temporada aguantó el autobús tipo ADO que la directiva adquirió de medio uso para los viajes pues por el rumbo de Matías Romero el güero Zintrón lo averió al caer a una cuneta y ya no tuvo reparación. Ya no hubo la intención para adquirir otro con las mismas comodidades por lo que para cada viaje, algunos por más de 12 horas, tenían que irse en los camiones de la comisión de contratos con asientos de fibra que les enviaban de Villahermosa.

    La ilusión de jugar en el futbol profesional de todos estos jovencitos hacía que aguantaran estas incomodidades de viajar en estos camiones tipo urbanos con asientos de fibra de vidrio. Los viajes los hacían de noche. El ingenio de ellos para hacer más cómodo el trayecto hacía que en los pasamanos del camión colgaran hamacas, que atravesaran tablas de asiento a asiento en los pasillos y sobre ellas, colocar los colchones de “la casa club” para poder descansar. Quienes no alcanzaban hamaca ni colchón, aventaban cobertores en el piso del camión para poder dormir.

    En un viaje a Poza Rica, Irán Hidalgo ya había colgado su hamaca y el Sr. Roberto Palomares le dijo que le diera chance solo 5 minutos de descansar en ella, esos 5 minutos fueron todo el viaje hasta el destino final. Cuando los viajes eran cortos, solo mandaban a 13 jugadores en combis. Y también hubo necesidad de trasladarlos en taxi como el viaje que hicieron desde Las Choapas hasta la ciudad de Oaxaca para enfrentar a los chapulineros.

   A través de varias temporadas, se conocen las anécdotas que pasaron en sus viajes y en el estadio Olmeca.  Como cuando en Cd. Victoria, tuvieron que quedarse todo el fin de semana porque el güero Zintrón dejó el autobús estacionado en una bajada a un costado del estadio “Marte R. Gómez” y alguien le quitó el freno de manos yéndose a estrellar contra unos carros estacionados. En ese viaje, iba de auxiliar de chofer el Sr. Efraín Barbosa “El Jalisco” (+).

    La afición se acostumbró a siempre tener un equipo ganador que cuando perdían de local no digerían la derrota y algunos maldosos, sabiendo que los jugadores foráneos vivían en unos cuartos que se habilitaron en el parque de béisbol 18 de Marzo, con techo de lámina, les llegaban a aventar piedras y no los dejaban dormir. Cuando ganaban, infinidad de fanáticos al futbol de la tercera división donde veían a los jugadores, se acercaban a felicitarlos. Siempre se les trató como unos verdaderos ídolos.

    En una ocasión, Jugaban los rojos de la sección 26 vs Salina Cruz, comandada por Cesáreo Victorino. El árbitro Pita un penal contra el equipo oaxaqueño y como un energúmeno se abalanza el ex crack cruzazulino contra el silbante para reclamarle, se acerca Viky Basañez y le dijo que, si era penal que no había nada que alegar, Cesáreo le dice “Pinche chamaco” y le da una bofetada. Se armó la bronca y todos vieron pasar corriendo al central choapense tras el agresor, lo alcanza y de un golpe en la cara lo conmocionó lo que le valió la expulsión del partido. Solo quedaba el tiempo justo para cobrar el penal, lo ejecuta Antonio Morales Mayo “El Puro” y lo falla.

    Cuando fue la primera temporada de la tercera división en Las Choapas, jugaba el cuate Miguel Ángel Hidalgo, de los musulungo. Él entrenaba toda la semana y a los foráneos les tenían ciertas consideraciones y entrenaba, de lunes a miércoles o jueves, lo que le molestó y esa semana entrenó hasta el día miércoles.  Le pide a su hermano Marco Antonio, que es idéntico físicamente a él que si al día siguiente iba en su lugar a entrenar. Así fue, el día jueves se presente al entrenamiento “el cuate Hidalgo” y se destaca en el interescuadras siendo convocado al viaje a Oaxtepec, le comenta al hermano y le pide que se vaya Marco Antonio al viaje. Hasta ese momento, nadie había notado la suplantación de identidad y cuando están ya en el estadio en Oaxtepec, fue “El chino Zurita” quien notó que Marco Antonio no era Miguel Ángel, fue hasta ese momento que les cayeron en la maroma.

    La sinergia que siempre hubo entre los jugadores y la afición futbolera de nuestra ciudad se palpaba con diferentes acciones como el que los jugadores del primer equipo participaran desfilando en los eventos conmemorativos de la expropiación petrolero. Cuando la gente sabía que iban a desfilar, las calles por donde iban a pasar se abarrotaban para poder saludar a esos ídolos.

    Después de cada partido de local, les daban libre hasta el lunes a las 3 pm al primer entrenamiento de la semana. Varios de los jugadores, por su juventud, buscaban la diversión desde la noche del sábado, algunos tomaban y ese reporte llegaba a oídos del cuerpo técnico.  El lunes, Peña seleccionaba a esos pachangueros y les metía ejercicios extras, ya tirados en el suelo les decía “Pero quien te veía el sábado bailando toda la noche en Villa Cariño” …

    En un viaje a Mérida, fue un sufrir para los jóvenes ya que, acostumbrados a la comida del pueblo y de sus casas, les prohibieron las comidas irritantes y comer chile. En la tierra del chile habanero, a la hora de la comida, se pasaban por debajo de la mesa la salsa de ese chile y fue cuando el Dr. del equipo les explicó la razón de evitarlo: En caso de una fractura en el partido y se tuviera que hacer una cirugía, la ingesta de chile y comida irritante no permite que la anestesia agarre. Desde ese momento, lo evitaron en las concentraciones.

    Un 23 de diciembre, jugaron en Tuxtla Gutiérrez, Chis. y el equipo local tenía que ganar por goleada para pasar a la liguilla, Las Choapas ya estaba calificado. Al minuto 15 del partido ya le habían expulsado 2 jugadores al cuadro petrolero, el profr. David Gutiérrez se dio cuenta de las intenciones del árbitro y le ordena a sus jugadores abandonar la cancha, el partido iba 2-0 favor Tuxtla, marcador que no le sirvió para calificar y al cuadro choapense se le aplicó una multa.                      Cuando el    equipo completo ya estaba para salir rumbo a Las Choapas, la afición chiapaneca apedreó el autobús y le rompió varios cristales. En esas condiciones, el hábil conductor, Güero Zintrón, pudo salir y agarrar carretera, tenían que poner toallas en la las ventanas sin vidrio para que el aire no entrara con tanta fuerza. Llegaron a Las Choapas en día 24 de diciembre a las 7 de la noche. Apedreados pero felices de pasar la navidad en familia.

    Había una gran rivalidad entre los rojos de la sección 26 y Tabasco. Se jugaba una semifinal contra el cuadro choco. En el estadio Olmeca, los rojos le iban ganando 1-0 a Tabasco y faltando dos minutos para terminar el juego, le marcan un penal en contra al cuadro local con el que se empataba el partido. Lo fallan y en un largo despeje del portero choapense, el esférico le llega a Pipo Basáñez, encara al portero tabasqueño y mete el 2-0.

    Era la locura en el coloso de campo nuevo, pero en las gradas estaba el técnico brasileño del equipo visitante, Valdemar quien estaba suspendido. Como un loco empezó a gritar que eso aún no acababa, que en su estadio remontarían. Pipo, desde la cancha le grita “Aquí y allá, nos van a pelar los dientes”, lo que más irritó al técnico sudamericano

    En Villahermosa, con un estadio a reventar y donde estuvo presente el gobernador tabasqueño Leandro Rovirosa Wade, el equipo veracruzano le vuelve a ganar 1-0 a Tabasco con gol de Pipo Basañez y por la euforia del gol y del triunfo, Pipo se acerca al entrenador brasileño y le grita que la promesa que le había hecho en el estadio Olmeca ya estaba cumplida.

    Ese fue lo que detonó en una batalla campal entre jugadores de ambos equipos y donde parte del público se involucró, la afición tabasqueña quería desquitar su frustración de no calificar y empezaron a agredir a los jugadores visitantes. Destrozaron el autobús que transportaba al equipo ganador y la policía tuvo que protegerlos hasta la salida de Villahermosa rumbo a Las Choapas.

    En el transcurso de la semana, en el campo de entrenamiento del equipo petrolero, llegó un periódico de Villahermosa y decía que un jugador de Las Choapas, Raúl Álvarez, había insultado al cuadro local y el público enardecido se avalanzó sobre ellos, siendo esta versión una burda mentira.

    En las primeras temporadas del equipo rojo en la tercera división, les tocó ir en etapa de semifinales a jugar a San Luis Potosí y el siguiente partido sería contra los académicos en Guadalajara, se fueron directo a la perla tapatía y varios de los jugadores tuvieron que quedarse hospedados en las casas de sus compañeros que tenían familia allá como los hermanos Vera, el hacha, Arturo Galván. No había tanto presupuesto para el hospedaje. Eso sí, en lo referente a la alimentación, no había límites.

    Dionisio Campuzano era un jugador choapense muy hábil y versátil que lo utilizaban dentro del campo como medio derecho, contención, lateral izquierdo o derecho. En una ocasión que salieron a jugar a Mérida y la hizo de chofer del autobús que los transportaba porque el conductor titular venía sumamente cansado. En una de esas ocasiones, los acompañó al viaje “El campechano” y a petición de varios compañeros, le pidió a Dionisio que por favor tomara el volante y manejara desde Escárcega, Camp. Hasta Las Choapas, gracias a Dios sin ningún incidente. Antonio Federico Maya ya había ayudado también a manejar el autobús en otro de los viajes.

    La disciplina dentro de un grupo de más de 15 jóvenes no es fácil de manejar y en algunas giras, el Sr. Roberto Palomares hubo ocasiones en que se dormía hasta las 3 de la mañana porque nunca faltaba quien rompiera los reglamentos internos del club. Tuvo que ingeniárselas y recogía las llaves de todas las habitaciones para tener la seguridad de que no se saldrían a “pachanguear”.

    Tenía que pedir en la administración que reportaran si alguno de los jugadores salía del hotel en horas no permitidas. Hubo viajes en que tenían que llevar a Cerino, Cocoy y Chelino para tener control sobre la chamacada

“EL OLMECAZO”

    Jugaban rojos de la sección 26 vs Gallos Blancos de Querétaro el partido de ida para el pase a la final de la tercera división. Se jugó en Celaya porque estaba vetado el estadio del Querétaro, se sacó un empate y en el Olmeca se decidiría todo.

    Era una tarde de sábado, muy soleada, la temperatura oscilaba entre los 35 y 38 grados con una sensación térmica de más de 40 grados, de esos calores infernales de los meses de abril y mayo. Previo al partido, el césped, el cual lucía espectacular como una mesa de billar se había regado para emanar los vapores en la cancha de juego y con ello tener cierta ventaja ante el equipo rival, acostumbrados a un clima templado.

    Se inicia el partido y las gradas del estadio Olmeca estaban a su máxima capacidad pues había confianza en que se pasaría a la siguiente ronda, el juego era de ida y vuelta y los estragos del calor parecía que hacía más mella en el equipo local, así se van al medio tiempo. El partido terminó empatado 1-1. Iba ganando Gallos Blancos y Viky Basañez empató con un gol de cabeza y se fueron a tiempos extras.

    Avanzan los 15 minutos del segundo tiempo extra, tanto jugadores como la afición ya estaban resignados a que la calificación se definiría en la tanda de penales.  Incluso, el árbitro Jesús Mercado, se le acercó a Benjamín Garza “El choco” para preguntarle en que portería se tiraban los penales. En un tiro de esquina del equipo queretano, pensando que sería la última jugada del partido, el balón le llega a un jugador que estaba en la media luna del área chica y con certero cabezazo lo anida en el ángulo de la portería defendida por Karate quien por más que voló, no alcanzó ni siquiera a rasguñar el esférico. Irán Hidalgo quien era el que estaba en ese poste, por más que saltó era imposible desviar la trayectoria del balón, este gol no lo sacaba ni Miguel “el Gato” Marín.

    El silencio absoluto privó por unos minutos dentro y fuera de la cancha pues parecía increíble lo que estaba sucediendo. Cayó el gol visitante y se terminó el partido.

CONTINUARÁ…

En punto de las 6 de la tarde se subirá la tercera y última parte de esta historia…

HAGÁMOS QUE MÁS CHOAPENSES CONOZCAN UNA PARTE DE LA HISTORIA DE NUESTRA CIUDAD COMPARTIENDO ESTA PUBLICACIÓN!!!

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