Ascienden a 94 los muertos por alud en Guatemala

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Los equipos de rescate recuperan más restos de la zona del desastre; algunos ya recibieron sepultura

autoridades guatemaltecas han confirmado que restos de 94 personas han sido localizados mientras unas 300 personas continúan desaparecidas tras el derrumbe de un cerro ocurrido el jueves en una colonia periférica del departamento de Guatemala.

El gobierno guatemalteco hizo un balance a cuatro días del alud en la colonia El Cambray II, Santa Catarina Pinula, municipio a unos 20 kilómetros al sur de la capital.

Fuentes del Ministerio Público (MP), citadas por emisoras capitalinas, reportaron que se contabilizan 94 cadáveres en la morgue provisional del municipio.

En rueda de prensa conjunta, los ministros de Gobernación, Defensa, Comunicaciones Infraestructura y Vivienda, así como la Coordinadora Nacional de la Reducción de Desastres (Conred) afirmaron que continuará hasta el último momento la búsqueda de sobrevivientes.

Mientras, familiares siguen enterrando a algunos de los fallecidos y buscando a desaparecidos.

Una masa de tierra y lodo detuvo a medio texto, a media oración, a medio sueño la vida habitual de la familia de Manuel Sandoval y Maritza Aquino.

Era una noche de jueves como otras. La nuera Tanya García había llamado a su madre como todas las tardes, pues le preocupaba su presión sanguínea. La nieta Melany Sandoval intercambiaba mensajes con un amigo en otro estado de Guatemala, y de repente, la conversación se detuvo.

En total, siete miembros de la familia murieron y cuatro más siguen desaparecidos en la vivienda que Sandoval construyó hace 16 años en el fondo del cañón, donde vivían él, su esposa Maritza, sus tres hijos y familiares. Ellos son algunos de los 94 fallecidos, y posible cientos más, que quedaron bajo tierra el jueves, luego de que las lluvias provocaran que la ladera empapada colapsara a las afueras de Ciudad de Guatemala.

Pablo Sandoval, el único hermano sobreviviente, estaba en el trabajo al momento del desastre y dijo que se enteró por un amigo que había sucedido una tragedia en su vecindario. Cuando llegó a casa “solo veía tierra, nada más”. Era su trabajo recuperar e identificar los cuerpos. Un tipo robusto, abrazó y compartió lágrimas con varias personas que pasaron por el refugio instalado tras la tragedia en una plaza de la ciudad, con espacio suficiente para colocar siete ataúdes.

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