Los cigarrillos de chocolate fueron golosinas muy populares en los 80’s e incluso en los 90’s. Fueron diseñados porque en aquel tiempo las personas mayores fumaban con la creencia de que se percibían más interesantes y los niños tenían la inquietud de parecer más grandes. Sin embargo fueron retirados del mercado por considerarse un mal ejemplo para los niños.
Los cigarrillos de chocolate fueron únicamente estrategia de mercadotecnia de las empresas ya que muchas marcas reconocidas permitían el uso de su imagen para la reproducción de las cajetillas aunque no el nombre como tal.
Los defensores de los derechos de los niños argumentaron que éstas golosinas solamente familiarizan al menor con la adicción al tabaco.
En su conferencia “Drogadicción y Tabaquismo Adolescente” el oncólogo Juan Zinser afirma que del mismo modo en que una niña juega con unas zapatillas de plástico a ser mujer, o un niño con un rastrillo de hule a ser como papá, los cigarros de chocolate crean la ilusión en los pequeños que ese es el prototipo del adulto por lo que se vuelven más propensos a sufrir esta adicción.
Un niño puede adquirir unos cigarros de chocolate por imitación, pero al convertirse en adolescente ya siente la necesidad de comprar cigarrillos reales, para demostrar madurez y rebeldía, lo cual ya representa un riesgo mayor para la población ya que para un menor que es fumador, resulta mucho más difícil ayudarlo a dejarlo que alguien que comienza a fumar en la edad adulta.
