Crecer, ¡duele!

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Si tu hijo te dice que tiene molestias en los brazos o las piernas, debes ponerle atención, ya que está creciendo.

Crecer duele, sí, aunque algunos médicos defienden que no duele crecer, sino que este dolor se debe a un exceso de actividad física, pero el dolor de crecimiento es diferente a otros dolores de huesos y articulaciones.
Anota las claves para descartar cualquier otro problema que no tenga que ver con el crecimiento de tus hijos:
1. Este tipo de dolores se da sobre todo entre los 3 y los 8 años. Son muy comunes. Se calcula que afectan al 40% de los niños.
2. Se localizan sobre todo en las piernas y los brazos. ¿Por qué? Es donde se encuentran los huesos más largos, que son los que más se modifican con el crecimiento óseo.
3. Nunca son dolores articulares (más relacionados con enfermedades reumáticas). Los dolores de crecimiento no se dan en rodillas, muñecas o tobillos, sino en la cara anterior de la pierna, o en las pantorrillas.
4. No dan fiebre.
5. No producen hinchazón, ni moretones, ni lesiones externas. En el caso de que exista un hematoma en el lugar del dolor, es posible que se deba a un traumatismo.
6. Se trata de un dolor persistente, continuo, pero no es demasiado intenso. Seguramente el niño seguirá corriendo y saltando. No es un dolor tan intenso como para detenerle.
7. El dolor dura entre unos minutos o unas horas. Puede presentarse varias veces a la semana en un mes. Y darse durante dos o tres meses.
8. El dolor de crecimiento suele darse de noche, ya que es cuando los músculos se quedan fríos. Incluso puede pasar que el niño se despierte por estas molestias. Pero si el dolor persiste por la mañana, después de que el niño haya descansado, no es un dolor de crecimiento.
9. Estos dolores se dan más en primavera y verano, las estaciones más propensas a los ‘estirones’. ¿Sabes por qué? Porque es cuando los niños están más activos, y realizan más deporte.
10. El dolor de crecimiento cede fácilmente con un masaje en la zona dolorida, o con analgésicos.
ONSEJOS PARA CALMAR LOS DOLORES DE CRECIMIENTO
Para calmar este tipo de dolores, se puede recurrir a los analgésicos, pero si el dolor no es muy fuerte puede que sirvan los remedios caseros:
Los baños tibios combaten el dolor óseo.
* Un masaje en la zona adolorida.
* Estiramientos musculares de la zona afectada.
* Paños calientes sobre la zona donde el niño siente dolor.

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