Dudan que Barack Obama aplique correctamente la reforma migratoria

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Dos republicanos renunciaron al grupo que impulsa una reforma en la Cámara de Representantes, pues dijeron dudar que Barack Obama aplique correctamente la ley

21/09/2013 05:01 AP, EFE, DPA y AFP

WASHINGTON, 21 de septiembre.— La propuesta de reforma migratoria que fue impulsada por un grupo bipartidista está en riesgo, pues dos de los republicanos que conformaban ese equipo negociador anunciaron ayer su separación.

Los senadores atribuyeron su decisión a un desacato reiterado que el presidente Barack Obama ha mostrado hacia la Constitución y otras leyes.

El grupo de legisladores perseguía desde 2009 un proyecto de ley de reforma migratoria integral en la Cámara baja, pero en esta ocasión la situación pintaba mejor.

Los legisladores texanos John Carter y Sam Johnson dijeron en un comunicado publicado en la página web de Carter que continuarán trabajando en favor de una reforma migratoria que “comience con una frontera genuinamente segura, implementación completa del E-Verify, aplicación efectiva de leyes actuales y futuras y un compromiso de que cualquier propuesta contribuya a una economía saludable”.

El abandono de estos dos republicanos luce como un nuevo obstáculo para la aprobación legislativa de una reforma migratoria integral que incluye la opción de la naturalización para más de 11 millones de inmigrantes indocumentados.

No quieren beneficiar al presidente Obama

Sería muy irresponsable hacer aún más poderoso a este gobierno concediéndole autoridad adicional o discrecionalidad con un nuevo sistema migratorio. Lo más importante es que el pueblo estadunidense no confía en el Presidente para velar por el cumplimiento de las leyes, y nosotros tampoco”, dijeron ambos republicanos.

Numerosos legisladores republicanos sostienen que Obama abusó de su autoridad para suspender en 2012 por vía administrativa la deportación de algunos inmigrantes sin papeles traídos ilegalmente a Estados Unidos cuando eran niños.

La congresista por California Zoe Logfren, una de los cuatro demócratas en el grupo, respondió diciendo que la bancada republicana en la Cámara baja, presidida por el republicano por Ohio, John Boehner, “debe tomar la decisión de permitir que el sistema migratorio disfuncional continúe o de permitir que la Cámara baja vote para reformarlo”.

El legislador por Illinois, Luis Gutiérrez, otro demócrata en el grupo, señaló que “es claro que el trabajo del grupo bipartidista no tenía el apoyo de los líderes republicanos, y eso nos permite concentrarnos en el presidente (de la Cámara baja) Boehner y sus colaboradores y ver si son serios sobre la reforma, que hagan algo más que hablar”.

El grupo bipartidista negoció a puertas cerradas un proyecto de reforma migratoria integral de manera interrumpida desde 2009.

El congresista por Idaho Raúl Labrador fue el primer republicano en abandonar el grupo, lo cual deja a Mario Díaz-Balart como el único copartidario que permanece en el grupo negociador.

Los integrantes demócratas son, además de Lofgren, Luis Gutiérrez, John Yarmuth y Xavier Becerra.

Se desconoce cuál será el impacto preciso que tendrá el fracaso de este grupo bipartidista en presentar un proyecto de ley integral, porque el liderazgo de la bancada mayoritaria ya ha expresado públicamente su intención de abordar la reforma migratoria en proyectos de ley separados.

La versión de este grupo bipartidista estaba casi lista, y era similar en líneas generales a la aprobada por el Senado, pero incluía requisitos más exigentes para la naturalización de las personas sin documentos.

La mayoría de los congresistas republicanos rechazan un enfoque integral y cuestionan el concederle la naturalización a personas que violaron leyes migratorias para permanecer enEstados Unidos.

El Congreso mantiene en el limbo la reforma migratoria, ya que la mayoría republicana en la Cámara baja se ha mostrado reacia a debatir el proyecto de ley aprobado por el Senado en junio.

La comisión judicial de la Cámara baja aprobó en julio cinco proyectos de ley en áreas migratorias, todos de corte restrictivo a la inmigración ilegal.

El presidente de esa comisión, republicano por Virginia Bob Goodlatte, dijo que se redactan otros cuatro proyectos de ley que abordan diversos temas de inmigración, además de los cuatro que la comisión ya ha aprobado. Goodlatte no ofreció detalles sobre las iniciativas.

La agenda legislativa que recibe a los congresistas tras su receso primaveral de cinco semanas luce copada con otros asuntos complicados como el debate sobre el financiamiento del gobierno federal y del tope para la deuda pública.

No tienen un plan alternativo

La Casa Blanca advirtió el jueves que no existe un “plan B” en caso de que el Congreso no apruebe la reforma migratoria.

Durante su acostumbrada rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que el Congreso debe aprobar una “reforma migratoria integral” porque eso beneficiará a la economía estadunidense.

En una entrevista con la cadena televisiva Telemundo el martes pasado, el presidente Obama afirmó que no puede congelar la deportación de todos los indocumentados, como piden los grupos proinmigrantes, más allá del programa puesto en marcha en 2012 para suspender por dos años la deportación de ciertos estudiantes indocumentados.

En ese sentido, Carney reiteró que Obama “tiene la obligación de hacer cumplir las leyes”, y dejó en claro que “no hay un plan B” en lo que se refiere a una reforma migratoria integral.

Los que apoyan una reforma migratoria no deben creer que existe algún plan B por si fracasa la reforma en la Cámara baja”, subrayó Carney.

Un revés para el Presidente

La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó ayer un proyecto para evitar un “cierre” parcial del Estado federal el 1 de octubre, y financiarlo hasta el 15 de diciembre, con una medida simbólica que afecta la reforma de salud impulsada por el presidente Barack Obama.

La condición para ello, sin embargo, es retirar toda la financiación federal a la reforma sanitaria que constituye el programa estrella del gobierno de Obama y cuya principal fase entrará en vigor el 1 de octubre. Los demócratas, con Obama a la cabeza, dejaron claro que no permitirán que pase esa cláusula.

La Cámara baja aprobó ayer la propuesta con 230 votos a favor —de ellos, sólo dos demócratas y el resto republicanos— y 189 en contra, lo que muestra la fuerte división partidista frente a la medida.

El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, calificó, pese a ello, el resultado como una “victoria del sentido común”.

Los estadunidenses no quieren que el gobierno cierre y no quieren Obamacare (como se conoce popularmente la reforma sanitaria de Obama)”, sostuvo al término de la votación.

El mandatario por su parte acusó a la oposición de realizar acciones que son “el colmo de la irresponsabilidad” y que amenazan con convertir al país en una “república bananera”.

Pese a la votación de ayer, todos los observadores coinciden en que la iniciativa, tal como está formulada, está abocada al fracaso, puesto que los demócratas que dominan el Senado ya han dejado claro que no la aprobarán y además la Casa Blanca ha amenazado con vetarla en última instancia.

Así lo reiteró el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid. “El Senado no aprobará ninguna propuesta de ley que deje sin fondos o retrase Obamacare”, dijo Reid.

El problema del “cierre del gobierno” queda por el momento de este modo sin resolver, ya que el año fiscal acaba el 30 de septiembre y el Estado corre el riesgo de quedarse sin dinero para pagar sus gastos.

Una posible salida es que a su paso por el Senado, la iniciativa pierda la provisión que retira los fondos a la ley sanitaria, pero esto a su vez, más allá de arriesgados retrasos, trabaría su regreso a la Cámara de Representantes, que tras las modificaciones del Senado tendría que volver a votarla.

Los republicanos se verían ante la disyuntiva de volver a ver fracasar su intento de acabar con la reforma sanitaria de Obama.

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