Entre cantos y alabanzas, celebra Tlacotalpan a la Virgen de La Candelaria en su día

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Comunicado: 0593 – 2 febrero, 2013

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* Embarcaciones arribaron a la Perla del Papaloapan para acompañar a la patrona del municipio en su recorrido por el río

Tlacotalpan, Ver., 02 de febrero de 2013.- Bajo un cielo con claroscuros y una brisa ribereña, entre cantos y alabanzas, las aguas del río Papaloapan se engalanaron con el tradicional paseo de la Virgen de la Candelaria, donde miles de feligreses demostraron su fe y devoción por la Santa Patrona de los tlacotalpeños.

Comerciantes, turistas, hombres, niños, mujeres, músicos y danzantes, inclinaron respetuosamente la cabeza al paso de la Virgen. La Candelaria, proveedora de luz, iluminó el cielo a su paso, pues momentos antes de llegar al muelle, el cielo perdió el color gris y permitió al sol asomarse con unos rayos luminosos sobre el Río de las Mariposas, el Papaloapan.

La panga que la transportaba fue tapizada de hojas y sus flancos (babor y estribor) ornamentados con las flores más bellas, las que merece la reina de la región. El paseo inició lento, sobre un río cristalino de aguas tranquilas cuya calma liberó miles de suspiros y exclamaciones de veneración, así como palabras de alabanza, cantos de esperanza y admiración a la protagonista de estas fiestas.

Más de cien embarcaciones, locales y otras provenientes de puertos cercanos, acompañaron a la Virgen en su paseo; coloridas y adornadas para la ocasión, al igual que sus tripulantes, navegaron con respeto contra corriente  pero empujadas por la brisa, movidas por la fe.

Desde el muelle, las mujeres rezaban y pedían milagros; los hombres, con sombrero en mano, hacían lo propio. Los pequeños sacudían la mano del adulto al que acompañaban exigiendo una palabra, no el silencio o el murmullo de la oración entre labios.

Los cohetes acabaron su carrera en una borla grisácea estampada contra el cielo; el tronido no inmutaba a la muchedumbre que gritaba ¡Viva la Virgen!, ¡Viva la Virgen!

Sollozando una mujer, de unos setenta años, miraba al cielo; entregada y absorta pedía salud, mientras la Virgen se alejaba y las cámaras fotográficas continuaban disparando insistentes para capturar el momento.

Al regreso a su iglesia, continúan las alabanzas; las imágenes del Niño Dios con vestidos confeccionados para la ocasión, flotan sobre un mar de manos, de cabezas y de almas que vuelven renovadas tras una significativa calma. De acuerdo con la fe, La Candelaria ha purificado a Tlacotalpan.

No era para menos, sólo la Virgen de Guadalupe registra mayor afluencia de feligreses, pero La Candelaria tiene millones de adoradores en América del Sur y del Centro.

En 1776 la Virgen de la Candelaria llegó a la Perla del Papaloapan vía marítima, es este el motivo por el cual los pobladores decidieron festejarla sobre el río que simboliza el progreso, bienestar, trabajo y vida para los tlacotalpeños.

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