España remata como nunca

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La Roja vapulea a Croacia, subcampeona mundial, con una pegada desconocida y un juego menos retórico que de costumbre. Asensio, por encima del sobresaliente general

La insustancial y retórica España que se fue de Rusia 2018 entre bostezos, anestesiada por miles de pases simplones, dio paso en Elche a una España rotunda. Una España que croché a croché mandó a la lona a la Croacia subcampeona del mundo, sonada ante la desconocida pegada de la Roja. Al segundo partido de Luis Enrique irrumpió una selección con mazo. Un equipo artillero, nada moroso, que no buscó atajos hacia el gol. De momento, la gran novedad en la madrugada del asturiano como seleccionador: ante el gol no hay demoras.

España encontró los goles antes que el juego. El fútbol tiene esas cosas, la gloria puede ser instantánea, puede ir por libre. Bloqueada por la presión alta de Croacia, la Roja arrancó incómoda, con engorros sucesivos para De Gea, Nacho, Busquets… Todos bien tapiados a la hora de dar carrete al juego desde la portería propia. Cuando hay pirañas a la vista no basta la formalidad del toque-toque-toque. Lo entendió Luis Enrique, que no tardó en dar órdenes a De Gea para que pateara la pelota en caso de atolladero. El preparador asturiano nunca fue un dogmático, más bien un entrenador camaleónico y pragmático.

Estrujada España, Vrsaljko, ante la poca inercia defensiva de Isco y Ceballos por su sector, citó a Santini y Perisic con el gol. Al primero se le fue por una falange, ante el extremo se opuso Carvajal. El partido iba a tirones de los dos laterales derechos. Se lesionó el croata y el español, titán en su área, cogió pista en la contraria, con Perisic tan poco aplicado como Isco en la otra orilla. Por la vía de Carvajal casi marca Rodrigo antes de que el estupendo lateral madridista asistiera a Saúl para el 1-0.

En Saúl hay un Luis Enrique, futbolistas difíciles de etiquetar porque tienen más de una pauta. Y ambos, pendulares por todo el campo, olfatean el gol antes de estar en disposición de golear. Al igual que el técnico en sus tiempos más mozos, Saúl no está, llega. Así lo hizo con un cabezazo magnífico que hizo rebotar el balón en la hierba para superar a Kalinic. Hay días redondos que ni soñados: segundo gol de Saúl, el mismo que no jugó un segundo en el último Mundial, en los dos últimos partidos de la Roja. Para colmo, una de las dianas la pudo celebrar en su paraíso natal de Elche.

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