Asensio exorciza el demonio de Moscú

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El extremo del Madrid participa en cinco goles y supera su desventura mundialista

Hasta el 1 de julio, Marco Asensio solo había disputado un partido oficial completo con la selección española. Frente a Israel en Jerusalén por la clasificación mundialista. Poco recorrido para asumir grandes retos y mucho menos una situación límite. El 1 de julio, en el estadio Luzhniki, el extremo zurdo disputó 104 minutos del partido de octavos de final contra Rusia. En una de las jornadas más sombrías de la historia del fútbol español, el chico pasó por el partido de puntillas. Cayó el sol sobre Moscú, se encendieron los focos, pero no se alteró la contribución del que probablemente sea el joven más dotado técnicamente del fútbol nacional. Un catálogo de cualidades que abrió en Elche de la primera a la última página. Dos meses después de la pesadilla, Asensio destrozó a Croacia con dos goles desde fuera del área y tres asistencias para convertir el 2-0, el 3-0, el 4-0, el 5-0 y el 6-0 en un torbellino.

El público, agradecido, hacía la ola en las gradas del Martínez Valero. Se vendieron todas las localidades. El erróneo pronóstico de lluvia dio paso a una tarde dulce. La parroquia había embotellado las calles del palmeral para acudir al campo a ver fútbol grande. Pero lo que sucedió superó las expectativas. Ni el último finalista de la Copa del Mundo estuvo a la altura, ni Asensio aceptó el papel de actor secundario.

“Tenía muchas ganas de meter mi primer gol en la selección”, dijo Asensio, que hasta este martes sumó 16 partidos internacionales absolutos sin marcar. “A partir del 1-0 nos hemos soltado más. Luis Enrique nos pide que seamos muy agresivos arriba, presionar e intentar dominar todo el partido. No dejar respirar al rival”.

Preguntado por si el estilo de toque ha cambiado por una versión más vertical, Asensio dijo que no. Que lo único que ha cambiado es que en el ataque hay alternativas más ricas. Solo le faltó decir que sin un delantero tanque en el área las cosas funcionan mejor para un equipo acostumbrado a las asosiaciones rápidas como España. “Intentamos aprovechar más otras situaciones del juego”, reflexionó, prudente. “Nuestro estilo está definido: es tener el balón. Pero ahora sí que tenermos más recursos arriba para poder finalizar las jugadas”.

Eliminado de la ecuasión el nueve puro, fuera de la excursión Diego Costa, el inamovible delantero centro de Lopetegui y Hierro, las cosas fluyeron mejor en el ataque español.

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