* Un atentado con coche bomba vuelve a sacudir al Líbano
* Una explosión en un bastión de Hezbollah dejó cinco muertos y decenas de heridos, tras los ataques de la semana pasada
BEIRUT.- El estallido de un vehículo cargado con explosivos causó ayer la muerte de por lo menos cinco personas y dejó unos 77 heridos en Haaret Hreik, un bastión del grupo Hezbollah en el sur de Beirut, en el más reciente de una serie de ataques contra blancos chiitas y sunnitas, a medida que la guerra civil en Siria se extiende hacia el vecino Líbano.
La explosión dañó decenas de automóviles y edificios en esa zona residencial y comercial de la ciudad, en la que se encuentran algunas casas de líderes de Hezbollah, como la de su “número dos”, Naim Qassem. La fuerza del estallido dejó restos retorcidos y quemados.
Según diversas versiones, el atentado lo habría cometido un suicida. El diputado Bilal Farhat, que visitó el lugar, dijo que testigos “vieron a un individuo salir del coche e inmolarse”.
La detonación, que según fuentes policiales fue de 20 kilos de explosivos, sucedió minutos después de las 16.15 (hora local), cuando las calles del distrito Haaret Hreik estaban repletas en la hora de más tránsito.
“De repente, toda el área se llenó de luz y comenzamos a correr”, dijo Ali Oleik, un contador que trabajaba en un edificio de oficinas cercano. “Vi dos cadáveres en la calle, uno de una mujer y otro de un hombre en una moto que estaba totalmente deformado”, agregó.
El ministro de Salud libanés, Ali Hassan Khalil, dijo que la mayoría de los heridos fueron trasladados al hospital de Bahman, y pidió a todos loshospitales que reciban a las víctimas y a la población que acuda a los centros sanitarios a donar sangre.
La seguridad en el Líbano se deterioró desde el inicio de la crisis siria en 2011, con un aumento de los enfrentamientos sectarios, los asesinatos y los secuestros.
La capital ha sido sacudida por una serie de ataques con bombas en los últimos meses, incluido uno la semana pasada que causó la muerte de un ex ministro y adversario político de Hezbollah y del régimen sirio de Bashar al-Assad, Mohammed Chatah.
La guerra en la vecina Siria agravó, además, la polarización política libanesa, que se traduce en el enfrentamiento entre Hezbollah, que respalda al gobierno de Al-Assad, y los prosaudíes que se oponen al presidente sirio, liderados por el ex premier Saad Hariri
La zona del sur de Beirut afectada por este ataque está controlada por el grupo proiraní de Hezbollah, que desde hace más de un año está comprometido con la guerra civil siria.
“[El terrorismo] está dirigido contra toda la gente. Está dirigido a crear divisiones sectarias entre los libaneses”, dijo Khalil.
Estados Unidos, por su parte, condenó el ataque de ayer y expresó su apoyo a las fuerzas de seguridad del país, al tiempo que urgió a evitar acciones que puedan generar una escalada de la violencia. “Estados Unidos condena en los términos más rotundos el ataque terrorista de hoy [por ayer] en la región de Haaret Hreik”, dijo una vocera del Departamento de Estado, Marie Harf.
En tanto, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también condenó el ataque y llamó a la cooperación con las fuerzas de seguridad para frenar “la preocupante escalada de violencia” en el Líbano.
REFUERZAN POSICIONES EN LA FRONTERA
El ejército libanés reforzó su presencia en las regiones fronterizas de Qaa y Ras Baalbeck, en el este del país, después de que varios proyectiles disparados del lado sirio de la frontera cayeran ayer en esa área.
Tropas libanesas instalaron nuevos puestos y barricadas para impedir el paso de armas y milicianos en las fronteras entre ambos países, en medio de la guerra civil que atraviesa Siria desde hace casi tres años.
Ayer, la fuerza aérea siria bombardeó otra área en el noreste del Líbano y también sobre la región septentrional de Akkar. Los ataques dejaron diez heridos, entre ellos uno grave.
El lunes pasado, las baterías antiaéreas del ejército libanés entraron en acción por primera vez contra aviones sirios que bombardearon una región del noreste del país.
