Hermelinda fue vendida y explotada. La obligaban a trabajar largas jornadas para recuperar el dinero que habían gastado en el dote del día que la “pidieron”.
Recolectaba chile y tomate desde las 4 de la mañana hasta las 7 de la noche, todo sin un pago. No tenía ni para comer.
Ella se defendió, tomó sus cosas y regresó a su pueblo enclavado en la Montaña de #Guerrero.
Ahora es defensora de los derechos laborales de las jornaleras
📷: Salvador Cisneros…