Golfo y ‘zetas’ convierten puente en caseta de peaje

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Moralillo, Tamaulipas— Moralillo es un puente que divide a Tamaulipas de Veracruz. Quienes lo cruzan en vehículo deben pagar para transitar de un lugar a otro. Pero el cobro de peaje no corre a cargo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes ni de alguna otra autoridad, sino del crimen organizado.

Si se está del lado de Tampico, Tamaulipas, y se quiere viajar al estado vecino, el cobro lo realiza el Cártel del Golfo. Si uno parte de Pánuco, Veracruz, hacia territorio tamaulipeco, el pago se hará al Cártel de Los Zetas.

El pago de ese derecho a transitar por esa ruta es variado y depende del modelo del vehículo, de ahí que el peaje puede ir de 500 a 5 mil pesos. Negarse a desembolsar esas cantidades es firmar el robo del automóvil y ser secuestrado.

Más aún: si una persona –por asuntos de negocios o de trabajo– tiene que viajar constantemente de un lado a otro del puente Moralillo, puede realiza pagos semanales o mensuales.

“He llegado a pagar mil 500 pesos semanales y, dependiendo, si no me atraso y estoy al corriente, me llegan a hacer un descuento de hasta 3 mil pesos al mes”, cuenta una de los afectados.

Pero estos dos grupos criminales antagónicos no se conforman con esa cuota. Con sus extorsiones han exprimido el comercio de esta localidad, al grado de que sus víctimas han optado por una medida extrema: cerrar sus negocios.

Así es el día a día en esta región del país, que está bajo vigilancia permanente y asfixiante de los llamados “halcones” de ambos bandos del crimen organizado. Este puente recibe el nombre de Moralillo, como esta comunidad que no rebasa 10 mil habitantes, todos testigos mudos por temor a ser víctimas si denuncian cómo se las gastan golfos y zetas en esto del peaje paralelo.

No hay rastro de los dueños del restaurante Siete Mares, el comedor Mayté, de Autoclimas Bardhal o de la miscelánea Boulevard, entre otros giros apostados sobre la carretera que une a Tamaulipas con Veracruz y que tienen los cristales rotos, las cortinas cerradas y los anuncios descoloridos por el sol y el tiempo.

En un recorrido por este punto que une ambos territorios es significativa la ausencia de las corporaciones policiales, pero constante la presencia de los informantes del crimen organizado llamados “halcones”. Tanto esta comunidad como el puente Moralillo están a sólo 10 minutos del aeropuerto de Tampico.

Una de las numerosas víctimas de este cobro de peaje ilegal acompañó a Milenio en un recorrido para ofrecer pormenores del modo de operar de los miembros de Los Zetas y el Cártel del Golfo.

—¿Han denunciado esta situación ante las autoridades?

—¡Por favor, mi amigo! Hacerlo es también firmar nuestra sentencia de muerte. Estamos a la mano de Dios, de nadie más

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