Historia. Su kilométrico nombre le ha dado problemas

0
643

SALTILLO

Cuando estaba en sexto año de primaria, en la Secretaría de Educación Pública federal (SEP) se equivocaron varias veces al escribir su nombre en el certificado: “lo regresaban y lo regresaban hasta que mi maestro fue a la casa y se sentó con mi padre a escribirlo correctamente”, relata Brhadaranyakopanishadvivekachudamani Erreh Muñoz Castillo, el hombre con el nombre más largo de México y posiblemente del mundo: tiene 36 letras.

Aunque su apelativo es único, parece trabalenguas y es casi impronunciable —su familia sabe hacerlo—, asegura que le gusta, razón por la que llamó a su hijo de la misma manera. Además, es famoso: aparece en internet.

Con su esposa, Teresa López Mendoza, procreó tres hijos: dos niñas y un niño que se llama igual que él. La primera es Mahatma, “Gran Alma o Gran Espíritu”, en honor a Mahatma Gandhi; la segunda es Maya, “La Diosa de la Ilusión”, en hindú.

“En la escuela mis compañeros para burlarse me apodaban El Mil Letras, otros me decían El Abecedario o Brhadaraña. En la universidad había uno, José, que cada vez que los maestros pasaban lista se reía de mí y hasta se revolcaba en el asiento”, relata a EL UNIVERSAL.

Pero un día pusieron el nombre completo del burlón: “resultó que era José Epifanio, así que me las cobré porque le puse como alias El Pifas. Al paso del tiempo nos hicimos muy amigos y hasta la fecha somos colegas y buenos cuates”, agrega.

Admite, sin embargo, que los trámites para obtener sus documentos oficiales no han sido nada sencillos. Su nombre es tan largo que aparece incompleto porque le faltan cuatro letras en su cartilla militar, credencial de elector, licencia de manejo, cédula profesional.

Lo mismo en el Registro Federal de Contribuyentes, pasaporte, visa estadounidense y otros, menos en el acta de nacimiento, porque el formato del Registro Civil tiene espacio suficiente para todas esas letras, señala.

Brhada, de 39 años de edad, nació el viernes 23 de agosto de 1974 en Saltillo. Es médico veterinario zootecnista por la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, Unidad Torreón.

Explica que es responsable autorizado en el área de rumiantes, atiende a ganaderos de Coahuila, por lo que practica pruebas de tuberculosis y brucelosis en bovinos y caprinos.

Su nombre lo compuso su padre, don José Refugio Muñoz García, de dos filósofos hindúes y su significado se interpreta como “hombre puro o el hombre se convierte en lo que hace”.

El padre de Brhada, quien fue seminarista pero abandonó la vocación “porque eran muy estrictos”, afirma que también inventó el apellido para sus cuatro hijos, ya que el formó el apellido Erreh, es decir la R de Refugio y Rosario, por eso sus hijos se apellidan Erreh Muñoz Castillo.

Dice que no tuvieron problemas en el Registro Civil porque en esos tiempos, hace 41 años, no había tanto requisito como ahora. Los tres hermanos de Brhada también poseen nombres poco usuales, aunque en realidad no tan largos: Icniuh , Betelgeuse y Helios Kukulcán.

Trabalenguas

Teresa López Mendoza platica algunas historias que todavía les hacen reír de buena gana: “Cuando nos íbamos a casar en la iglesia, en el vecino municipio de Arteaga, el padre me dijo: ‘Mira, hija, ya estuve 15 días tratando de aprenderme el nombre, pero no pude, así que vamos a cambiar los papeles: en vez de que yo lo diga, tú vas a decir yo acepto a Brhada…”.

A su vez, él recuerda que la juez civil tampoco pudo aprenderse el nombre y le preguntó a Teresa cómo le decía, “y yo le contesté que me decía ‘mi amor’, entonces la juez señaló que me iba a llamar así, y cada vez que debía mencionar mi nombre decía: ‘oye, mi amor’. Fue una boda muy romántica, por la frase que utilizó constantemente la juez”, afirma entre risas.

Además su esposa platica que hace más de siete años, en su tercer embarazo, tuvo problemas porque en la compañía de seguros para gastos médicos mayores no le autorizaban el pago para que le atendieran el parto en el hospital debido a lo complicado del nombre, y que fue cuatro meses después cuando lo logró, poco antes del nacimiento del bebé.

Después, cuando iban a registrar al niño fueron a tres o cuatro oficialías del Registro Civil, en Saltillo, pero en todas les negaron el servicio debido a la campaña estatal denominada “Mi nombre es para siempre”, donde se invitaba a los padres a llamar a sus hijos con nombres comunes y sencillos, para que no fueran objeto de burlas.

Brhada y Teresa recuerdan que se cansaron de andar dando tanta vuelta y se fueron a una oficialía en el vecino municipio de Arteaga, donde les expidieron el acta de nacimiento sin ningún problema.

Cuando la directora del Registro Civil, Sandra Rodríguez Wong, detectó el nombre propuso promover que se registrara para solicitar su inscripción en el Libro de Récords Guinness, pero su iniciativa no prosperó.

Hace poco, refiere la pareja, al tratar de renovar el pasaporte, en la Oficina de la Secretaría de Relaciones Exteriores en Saltillo, una empleada “se portó muy grosera y se negó a hacer el trámite”, nuevamente por el nombre tan largo. Ni el jefe de ella arregló nada y tuvieron que ir a la ciudad de Monterrey, en Nuevo León, donde finalmente les expidieron el documento sin ponerles ninguna objeción.

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here