La familia Hernández Hernández tenía un sueño, y era ver a su equipo, América, quien jugaría el domingo con el Puebla en el estadio Cuauhtémoc. Habían planeado el viaje, para ello, compraron sus boletos en turismo Huicho, de donde salieron a las 8:30 de la noche, sin pensar que ya no habría
retorno.
Los esposos Edison Hernández Chablé, maestro de Educación Primaria, y Jaquelín Hernández Gudadalupe, también era profesora, pero de inglés en la Secundaria Técnica en Ciudad Pemex; ambos iban con sus hijos Anel Josemith Hernández, 26 años quien estudió Administración de Empresas Turísticas, y su esposo Juan Manuel de la Cruz.
Estaban alegres
Además de Anaí Gesel Hernádez de 18 años y Alan Giresse Hernández, quien estudiaba diseño gráfico. Los preparativos los habían hechos dos semanas antes, todos ahorraron para el viaje.
Comenta una de sus familiares que ellos nunca habían viajado, que todos eran cristianos, y que en una plática de comida se había organizado la salida, porque coincidía con las vacaciones escolares, y que el equipo de sus amores era El América, al cual ya no vieron ganar.
Ahora están en la lista de los que fallecieron en el trágico accidente. Hoy, sus familiares les lloran y los esperan para ser identificados y darles sepultura.
Un favor le costó la vida
Deisy González Bautista iba a buscar a la mamá de su suegra a la ciudad de México. Ella se había ofrecido porque la señora no estaba en condiciones por su salud.
Dei, como le llamaban, siempre se había caracterizado por ser humanitaria, aunque por falta de recursos, optaron por comprarle el boleto en Turismo Huicho, de donde salió a las 8:30 de la noche. Sus familiares comentaron que dejó dos niños cuates, de un año cuatro meses; hoy los cuida otro familiar. La joven de 26 años siempre fue alegre y vivía en la calle Asunción Castellanos, en Tierra Colorada.