Pero por ahora, el polémico cardenal, tendrá que dejar de lado la política, los lujos y la opulencia que lo caracterizan para ser el anfitrión de Jorge Mario Bergoglio, el tercer Papa que visitará nuestro país, y quien desde el inicio de su pontificado, ha impulsado un mensaje de humildad y austeridad en la iglesia católica.
El polémico cardenal, quien este año cumple 21 años de haber sido nombrado dirigente de la arquidiócesis de México, la más grande y poblada del mundo, cuando sucedió en el cargo al cardenal Ernesto Corripio Ahumada, no siempre estuvo rodeado de la elite política y empresarial.
Norberto Rivera Carrera nació en el poblado de La Purísima, Tepehuanes, en Durango el 6 de junio de 1942, en 1955 entró al seminario y en 1962 se trasladó a Roma donde obtuvo una licenciatura en teología. Fue ordenado sacerdote el 3 de julio de 1966 por el Papa Pablo VI en la Basílica de San Pedro. En 1985 fue nombrado por Juan Pablo II, Obispo de Tehuacán y 10 años después fue designado arzobispo primado de México.
En 20 años como representante de la iglesia mexicana ha enfrentado diversos escándalos, desde acusaciones por encubrimiento a padres pederastas, roses con políticos, hasta encontronazos y demandas contra periodistas.
En 1996, el entonces abad de la Basílica de Guadalupe, el extinto Guillermo Schulenburg, acusó a Norberto Rivera de un mal uso de los recursos que ingresaban a la Basílica, que se estimaban en esa época eran de 30 millones de dólares al año. Sin embargo, el abad dejó el cargo y la arquidiócesis manejó las recaudaciones del templo.
A dos años de haber asumido el encargo, en 1997, fueron dadas a conocer una serie de denuncias por abuso sexual contra Marcial Maciel Degollado, fundador de los Legionarios de Cristo, y contra la jerarquía católica que lo protegía dentro y fuera de México.
“Son totalmente falsas, son inventos. Y tú nos debes platicar cuánto te pagaron”, respondió el cardenal al periodista Salvador Guerrero Chiprés, quien había publicado la noticia.
Casi 10 años después, en 2006, fueron interpuestas nuevas demandas contra Rivera Carrera, pero ahora, en la Corte Superior de California, Estados Unidos. Contra él y contra el cardenal de Los Ángeles, Roger Mahoney, por la presunta protección en la década de 1980 de un sacerdote que cometió abuso sexual.
Joaquín Aguilar Méndez, presidente en México de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual (SNAP, por sus siglas en inglés), acusó a Mahony y Rivera de haber actuado en contubernio para proteger al sacerdote Nicolás Aguilar, a quien señala de responsable del abuso sexual que sufrió cuando era niño.
En 2007, protagonizó un pleito con el entonces candidato presidencial derrotado, Andrés Manuel López Obrador, que derivó en el cierre de la Catedral Metropolitana, porque consideró que no había condiciones para el ejercicio de la libertad de culto. De acuerdo con la arquidiócesis, en 32 ocasiones grupos simpatizantes del PRD agredieron el recinto.
Días antes, en una misa para reclusas en el penal de Santa Martha Acatitla, Rivera Carrera había asegurado que afuera del reclusorio había verdaderos “prostitutos y prostitutas de la comunicación”, declaración con la que se ganó el desprecio del gremio.
También se le acusó de haber mercantilizado la cuarta visita del papa Juan Pablo II a México, por el alto costo de las acreditaciones y la participación de diversas empresas para financiar su estancia.
Ante las diversas denuncias y acusaciones en sus contra, Norberto Rivera Carrera siempre ha reiterado que se trata de calumnias, e incluso ha pedido perdón a los fieles por sus errores:
“Quiero pedir perdón a todas las personas que he ofendido o decepcionado. Quiero pedir perdón a todas las personas que en algún momento por mi incapacidad o por descuido no he sabido atender”, dijo, apenas el años pasado, al cumplir 20 años al frente de a iglesia católica en México.