Por Gustavo Martínez Contreras
Iniciamos la semana con el primer lunes del penúltimo mes y ya veo un ambiente festivo, todos haciendo preparativos para el buen fin y para el maratón Guadalupe-Reyes no falta quien ya tenga su guajolotillo o su cochi a punto para darle matarile.
Oiga usted, si para eso nos pintamos solos, somos un pueblo alegre, bullanguero, buscamos cualquier pretexto para armar la fiesta, que si ganó nuestro equipo, fiesta; que si perdió nuestro equipo, fiesta y qué bueno que así sea, ya la realidad es bastante macabra para vivir en la amargura.
Y para muestra ahí tenemos al presidente del PAN, el joven Anaya, dándose una vida de jeque petrolero y que a las críticas las responde viajando más, solo eso faltaba, que una bola de amargados, que no saben vivir la vida loca, lo alejen de su espíritu viajero y de acumulador de capital, porque nunca falta el prietito en el arroz, ya saben, esos que nomás andan “jodiendo” a México con sus suspicacias mal intencionadas.
Porque, a ver, ¿a quién se le ocurre que ahí hay algo turbio? Solo a esos que no ven la grandeza de estadistas que nos gobiernan, porque, eso sí, todo es tan cristalino hasta que se torna turbio.
