Siguiendo Pistas…Ayotzinapa, un acto de engaño y perversidad por parte del Estado

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JUAN ANTONIO VALENCIA

Se cumplieron  47 días en que 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa, fueron plagiados y asesinados por el Estado mexicano. Y cabe cuestionar:

¿Cuál es el resultado de este evento criminal convertido a una perversidad de forma innecesaria?

Está claro, que aun cuando Enrique Peña Nieto, tenía conocimientos de que los 43 normalistas, habían sido asesinados, y sus restos encontrados, primero treinta de ellos y posteriormente doce más, decidió ocultar la verdad, a través de la secretaría de gobernación y la PGR,  y no revelar a los padres de las víctimas y a la opinión pública la verdad histórica de los hechos.

¿Por qué esta decisión perversa, que trastoca el sentimiento del pueblo de México y de los padres de los sacrificados?

Grupos de asesores, entre ellos Televisa, creadores de la imagen  de Peña Nieto, decidieron que no era conveniente revelar el hallazgo de los restos de los estudiantes asesinados, y reconocer la masacre de normalistas en el ámbito mundial, porque ponía en riesgo la imagen del presidente de la república.

Fue así como se decidió omitir el hecho, y negar que los restos encontrados, pertenecieran a los estudiantes normalistas rurales de Guerrero; pero tampoco dijeron a quienes pertenecían los restos encontrados  y ahí empezaron a entramparse.

En ese momento, fue cuando Jesús Murillo Karan titular de la PGR, empezó a “hacer tiempo” para entretener a los padres de los estudiantes y a la opinión pública y proteger  la imagen de Peña Nieto en el exterior, en un recurso que se comprende, pero que no se comparte; porque se trata del dolor ajeno y ese ¡debe respetarse!

¿Cuáles son los indicios de que sí, fueron encontrados los restos de los estudiantes, en tiempo y forma?

Tras la inmediata detención de policías y delincuentes como presuntos responsables de la desaparición forzada, estos en los interrogatorios, señalaron el lugar en donde asesinaron y quemaron a los estudiantes. Para probar su dicho, llevaron a las autoridades al lugar en donde ocurrieron los hechos y probaron contundentemente, sus declaraciones.

Es decir los hechos investigados pueden ser calificados indiciariamente como delito contra la humanidad, porque existe ese precepto; no obstante, y cierto es, qué,  para probar en autos, la existencia del cuerpo del delito de homicidio con todas las agravantes, es de necesidad, contar con pruebas de laboratorio como ADN, debido a que la identificación física, ya no es posible, pues se trata de restos y fracciones óseas, como lo reconoció cuarenta y tres días después, el propio titular de la PGR, Jesús Murillo Karan .

¿Cuáles eran las pruebas de que si se trataba de los restos de los normalistas?

La declaración de los homicidas, el señalamiento que hicieron a detalle, que como indicios, en diligencia previa a proceso, son suficientes para el juez, para la traba de la formal prisión y llevarlos a sentencia por homicidio calificado y otros agravantes.

Si este recurso tiene valor jurídico, como conjunto de indicios, asociados a otros, es válido para presumir que sí se trataba de los restos de los estudiantes, y se tenía de inicio, un resultado previo, que pudiera redimir la búsqueda y la desesperación de los padres.

 Teóricamente el licenciado Jesús Murillo Karan, lo sabe, o debe saberlo, para eso es abogado. Con esos indicios tenía la obligación de notificar a los terceros perjudicados, en este caso a los padres y familiares de los estudiantes asesinados y no esperar que por proteger la imagen de Peña Nieto en el extranjero, previo a una gira por Así y Europa, el caso Ayotzinapa, creciera y se les saliera de las manos, como finalmente ocurrió.

Por ese factor, es que se considera que,  por omisión o por comisión, se hizo del caso de Ayotzinapa, un acto de engaño y perversidad por parte del Estado.

Y no había necesidad. A veces se piensa que por el hecho de que son funcionarios de primer nivel, que tienen un sueldo equivalente a mil veces de lo que obtiene como ingreso, un jornalero; se trata de personas inteligentes y con una habilidad jurídica que pueden resolver cualquier situación, pero no. Se trata de personas que únicamente están relacionadas con el poder público y en base a ese factor, se les comisiona en sitios estratégicos, en donde dejan ver de qué, están hechos.

En el caso de Atyozinapa que ha dado la vuelta al mundo, y desnuda a un  a un país, cansado de sus autoridades, de la corrupción, de los crímenes de estado, del saqueo que estos hacen de la riqueza de México, de sus ligas con el narcotráfico y con grupos criminales, pudo haberse evitado, si el factor que algunos llamamos, sentido común, o sana lógica, se hubiera utilizado en tiempo y forma, pero, el precepto del hubiera ya no existe.

¿Finalmente de todo esto que se obtuvo?

¿Se  protegió la imagen del presidente Enrique Peña Nieto?

No. Y no nada más, no se cuidó la imagen de Peña Nieto en el exterior; sino que se deterioró enormemente, al grado que se le ve como genocida y desencadenó protestas en las embajadas, que no se pudieron contener, como la petición de su renuncia de importantes organismos internacionales. La caída de su popularidad hasta de 23 lugares en la lista de los más poderosos.

Si Enrique Peña Nieto y su gabinete en pleno, no son capaces de contener una situación de apremio, como el caso de Ayotzinapa, no están preparados para ningún evento que pueda trastocar la seguridad de los mexicanos, de ahí que cobre fuerza la petición de su renuncia, tomando como ejemplo fundamental; el artículo 39 de la Constitución Política de México, que señala;  “la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de este. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.”

Debe usted saber, que la soberanía de México, no reside en un conjunto de personas, llámese el presidente, diputados, senadores o servidores públicos, no. La soberanía no es una minoría,  son, más de cien millones de personas, es decir, el pueblo y si este considera que su representante no cumple, debe demandar su renuncia, como lo está haciendo en este momento, en un clamor, ya generalizado.

Peña Nieto hizo el juramento en la toma de protesta, de cumplir y hacer cumplir. . .“si no lo hiciere que la nación me lo demande” Peña Nieto no lo hizo, y es justo el reclamo de la soberanía, es justa la demanda. ¡Que renuncie! Porque no pudo.

Mención aparte merece el sacerdote Alejandro Solalinde, un modesto siervo de Dios, que ha renunciado a la riqueza y corrupción de la corrompida Iglesia católica, para dedicar su tiempo y esfuerzo, en pro de la gente más necesitada.

Si el más viable candidato al Premio Novel de la Paz, no interviene en el caso, para recabar los testimonios, de que los estudiantes, habían sido asesinados, El procurador, Murillo Karan, estuviera aún, ocultando la verdad, para evitar el impacto mediático.

De entrada, la PGR trató de intimidar al religioso, con el anuncio de que lo citaría a declarar, para que dijera lo que le consta. Cuando se enteraron que no surtía efectos el “acalambramiento”, se negaron a recibirlo.

Otra pifia de la PGR, eso dio origen también, a más adhesiones, como la de Elena Poniatowska, Javier Sicilia, estudiantes universitarios de todo el país y del mundo y hasta preparatorianos. En consecuencia, la PGR a través de supuestos padres de las víctimas, trataron de descalificar a Solalinde, para obligarlo a no intervenir más, pero ya la PGR se había entrampado en sus propias mentiras.

Después de cuarenta y tres días,  con una imagen sumamente dañada, Peña Nieto, rectificó y ordenó a la PGR diera oficialidad, a la tácita investigación, del sacerdote Alejandro Solalinde, y fue cuando Murillo Karan, aceptó que los estudiantes habían sido asesinados y quemados; el mismo reporte que presentó a los medios, el religioso, semanas antes. Nada que no se supiera, antes.

Pero el daño ya está hecho; la guerrilla en México parece reactivarse, la inconformidad crece, las protestas se generalizaron y si este panorama creado por el gobierno de Enrique Peña Nieto, persiste y llega al 15 de enero de 2015, la situación puede ser mucho más delicada, debido a la puesta en vigor de las reformas de orden energético, que contienen la liquidación masiva de trabajadores petroleros, para dar paso a compañías extrajeras y el pago por hora, sin las prestaciones que gozaban anteriormente, hasta hacer de Pemex un derroche.

Estamos pues, ante una evidente revolución social, que podría ir más allá, por la falta de sensibilidad de la minoría que gobierna al país.

 

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