Son ya 3200 muertos y 6 mil heridos

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En esta imagen prorcionada por la agencia china de noticias Xinhua, un edifcio dañado por un terremoto en Katmandú, la capital de Nepal, el 25 de abril de 2015. Un fuerte sismo de magnitud 7,5 golpeó el sábado Katmandú, la capital de Nepal, y causó graves daños como edificios derruidos y muros caídos, según las autoridades. (Zhou Shengping/Xinhua via AP)

Nepal.- El número de muertos por el terremoto en Nepal se elevó a 3 mil 200 muertos y más de 6 mil heridos.

Grupos de ayuda recibieron las primeras informaciones sobre remotas aldeas de montaña, reportes sugieren que muchas de ellas cerca del epicentro quedaron enterradas bajo los aludes de piedras.

Los deslaves impidieron que los equipos de rescate que tratan de usar los caminos en la montaña llegar a quienes requieren ayuda, dijo Prakash Subedi, jefe de distrito en la región Gorkha, lugar del epicentro del sismo.

“Aldeas como esta se ven afectadas rutinariamente por aludes, y no es inusual que aldeas completas de 200, 300 y hasta 1.000 habitantes queden completamente enterradas tras la caída de rocas”, aseguró el socorrista Matt Darvas en un comunicado de su grupo, World Vision.

“Es probable que el helicóptero sea la única vía para acceder a esos pueblos remotos”.

El terremoto del sábado, de magnitud 7.8, sembró el terror en Katmandú, en localidades más pequeñas e incluso en las laderas del monte Everest, donde provocó una avalancha que enterró parte del campamento base lleno de escaladores extranjeros listos para intentar hacer cumbre en el pico más alto del mundo. Al menos 18 personas fallecieron y otras 61 resultaron heridas.

Por temor a que ocurrieran nuevos sismos, decenas de miles de personas atestaron durante el día las calles y durmieron durante la noche en parques o en un campo de golf. Otros acamparon en plazas al aire libre entre edificios agrietados y pilas de escombros. Se escuchaba periódicamente el sonido de las aspas de un helicóptero cuando las aeronaves sobrevolaban la zona.

“No nos sentimos para nada seguros. Ha habido muchas réplicas. No paran”, declaró Rajendra Dhungana, de 34 años, que pasó el día con la familia de una sobrina a la que incineraron en el Templo Pashuputi Nath en Katmandú.

“He visto la incineración de cientos de cadáveres. Nunca pensé que vería tantos… Nepal debe aprender una lección de esto. Deberían darse cuenta de la necesidad de construir edificios adecuados. Debería haber espacios abiertos hacia los que pueda correr la gente”.

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