Don Rubén recorre las calles de Macuspana jalando su carrito con dificultad, pero ni la embolia ha podido vencerlo.
Centro, Tabasco
Don Rubén empuja con la mano derecha el carrito de paletas de helado. De momento se detiene para anunciar ¡una paleta don! pero nadie le compra.
En seguida vuelve a caminar, lo hace con dificultad y a veces con gestos de dolor como si alguna parte de su cuerpo no estuviera cooperando.
Mientras se acerca al área de los triciclos, otra persona lo saluda y le pregunta: ¿Cómo está don? ¿Cómo le va en la venta? De inmediato se detiene y platica que está bien a pesar de la parálisis que le causó la embolia a la mitad de su cuerpo.
Él se presenta como Rubén Cutiño Cruz, con 73 años de edad y que vive en la calle Usumacinta s/n de la colonia Centro del municipio de Macuspana.
Expresa que en los últimos años se ha dedicado a la venta de paletas de hielo para ganarse el pan de cada día.
Mientras se sostiene con fuerza de la agarradera del carrito de paletas, en seguida dice que su vida no ha sido fácil. Desde que la embolia le paralizó el brazo y el pie izquierdo, ha tenido que llorar lágrimas porque se cae cada vez que pierde el equilibrio.
–Me duele el pie derecho, siento que ya no puedo caminar más, a veces no sé cómo hacerle para seguir viviendo. Pero sé que la misericordia de Dios me da fuerza para seguir adelante, aunque tenga que arrastrar la otra mitad de mí. –dice.
Dios no lo abandona En su juventud tenía ilusiones como cualquier persona. Alguna vez soñó con tener una familia, otras veces su deseo fue vivir acompañado de sus hijos, pero entre más se ocupaba en los quehaceres de la vida, el tiempo ‘se le escapaba de la mano’.
Dice que se arrepiente de haber utilizado el alcohol reiteradamente para combatir los momentos de soledad, pero no se arrepiente de haber conocido a Dios porque asegura que es la única razón que lo impulsa a seguir existiendo.