Al rendir su IV Informe de Gobierno, el titular del Ejecutivo, Arturo Núñez Jiménez, destacó que se tiene que consumar la hazaña de reconstruir la economía no petrolera, teniendo como prioridades la agroindustria y el turismo, donde ya se cuenta con infraestructura, capital humano y experiencia, acumulados por casos de éxito en el pasado y en el presente.

Lo anterior lo destacó al ponderar que Tabasco no puede estar igual a como nos encontró la crisis. A partir de ésta “hay ya buenas noticias procedentes del campo y de productos turísticos tabasqueños.

Perseveremos en ellos, porque representan recursos disponibles para un futuro promisorio”. Hizo hincapié que su gobierno apoya y seguirá apoyando las iniciativas de los empresarios, de los productores y los prestadores de servicios, así como de los jóvenes emprendedores, porque ellos saben bien lo que hay que hacer.

Al estar por cumplirse las dos terceras partes del mandato constitucional que le confirió el pueblo, afirmó que “nos hallamos trabajando por un Tabasco mejor. Como toda construcción humana, el claroscuro es signo distintivo de la gestión gubernamental: Junto a avances, realizaciones y logros trascendentes, registramos rezagos, problemas y desafíos igualmente relevantes. Ni los primeros nos autorizan a triunfalismo alguno, ni los segundos nos permiten tregua o desánimo, y mucho menos actitudes fatalistas”, aseveró.

Ante el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Aurelio Nuño Mayer, con la representación del Presidente Enrique Peña Nieto; el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, y los Gobernadores de Campeche, Michoacán, Morelos, Quintana Roo, Tlaxcala, Veracruz y Yucatán, además del mandatario electo de Veracruz, el mandatario tabasqueño aseguró que “sabemos bien que solamente con esperanza renovada y trabajo perseverante saldremos adelante”.

Nuevo tiempo…

En lo económico, Núñez Jiménez anotó que Tabasco registra por segunda vez en su historia reciente, la primera en la pasada centuria con el oro verde –el banano- y la segunda ya en este siglo con el oro negro – el petróleo-, los estragos causados por la excesiva dependencia de un producto, con las consecuencias inherentes cuando al mismo le va mal, sea en su producción o en su comercialización.

“Hay que tener presente que a la crisis estructural en nuestra economía no petrolera, debida a diversas y
complejas causas que llevaron al quiebre de muchas de nuestras agroindustrias emblemáticas, se vino a superponer la crisis coyuntural, aunque de más larga duración que lo previsto originalmente de los precios internacionales, sustento de nuestra economía petrolera. Coloquialmente hablando, en lo económico nos llovió sobre mojado”, reflexionó.

Profundizó que “la nueva realidad petrolera ha impactado, vía las finanzas públicas, a todas las entidades del país. Pero a los estados petroleros, como tabasco, nos ha repercutido desfavorablemente también, en términos de desempleo y de caída en las actividades económicas, por la contracción de las inversiones de Pemex y de las empresas que le trabajan, así como por el período de maduración que requieren las nuevas inversiones promovidas por la Reforma energética, las cuales a su vez se ven influidas por el comportamiento del mismo mercado petrolero”, concatenó.