Carlos Slim en Veracruz

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Uno se imagina al hombre más rico del mundo y piensa en el que ostenta lujos y joyas vuela los techos de láminas con su helicóptero porque es incapaz de tocar el suelo pero ese concepto no coincide, sino todo lo contrario es lo que refleja  Carlos Slim Helú, el presidente del grupo financiero Carso.

Carlos Slim estuvo ayer en Veracruz y se dejó apapachar por todo aquel veracruzano que se acercaba, para tomarse la foto, comentarle algo o simplemente estrecharle la mano, fue el consentido de ayer en Veracruz para aparecer en las redes sociales, hasta grupos de estudiantes arribaron y lo recibían tal cual artista en un evento que fue de puertas abiertas que tuvo apenas las medidas básicas de seguridad.

Al estilo de la vieja guardia recorrió personalmente toda la plaza, caminando, checando detalles, cortando listones,  intercambia opiniones con los operadores quienes lo acompañaban, el ex gobernador Miguel  Alemán y el gobernador Javier Duarte apenas y le seguían el paso, el hombre más rico del mundo está entero.

Duarte haciendo la tarea de anfitrión no dejó de darle las gracias, Miguel Alemán descansando a ratos en una que otra silla.

Sencillo, amable, apenas se nota en su gesto alguna especie de estrés pero más que por incomodidad por el que inaugura un negocio más que está por arrancar.

El discurso corto, sencillo, al grano, que corta cuando un asistente le grita, ¡Arriba el León¡ su equipo que este año ganó el título de campeonato del futbol mexicano al América.

Viste una camisa manga larga blanca y pantalón de vestir y como si se hubieran puesto de acuerdo todos parecen imitarlo en la ropa paro no opacarlo.

Ni Miguel Alemán que suele asistir a estos eventos con ropa a la vista cara y  zapatos de piel de víbora o alguna piel exótica, ayer se veía sencillo, el ex gobernador regresó a su tierra acompañado por su esposa, la señora Christian Magnanni de Alemán.

Así que si Slim Helú hubiera traído una camisa tipo polo, el resto habría lucido ropa similar.

En este tipo de eventos hay personas que se encargan de informar, más o menos, el vestuario que llevarán los anfitriones de en este caso la inauguración.

Una parte importante del consorcio, desde luego se nota, son sus hijos, los herederos que comparten con sus primos el control de las distintas empresas del  grupo Financiero Carso.

Ellos también vinieron ayer, Carlos Slim Domit, el que lleva el nombre de su padre es la cabeza de grupo, presidente del consejo de administración del consorcio financiero, Tony, de los mismos apellidos a cargo de Inbursa, Patricio, de Sambors.

El resto se apellidan Slim Seade, Héctor, de Telmex, Roberto, de grupo hotelero Osar, Alfonso, de inmuebles Carso, y un último quien también es mencionado, Antonio Slim Seade.

Son como los soldados que cuidan el emporio del monarca.

Su padre está en lo suyo, junta de trabajo con Javier Duarte y Alemán, los hijos y primos siempre atentos y al cuidado del jefe de jefes.

Hace algunos años la revista Forbes comenzó a ubicar a Carlos Slim entre los hombres más ricos del mundo, primero en un tercer lugar pero más pronto que tarde subiría al primero.

Hace unos días, cuando se dio a conocer la fecha de la inauguración los empleados preguntaron a los organizadores que si había que ir “de traje”.

La respuesta fue un rotundo no, todo debía ser como un día normal de actividades, la gente trabajando, al frente del mostrador, con camaradería y así se hizo, se cortaron como diez listones a lo largo de la tarde noche de las distintas empresas y en cada corte de listón, Duarte entregaba una placa.

Las actividades dieron inicio cerca de las cinco de la tarde, descienden de una camioneta Carlos Slim, solo sin pareja,  Miguel Alemán y su esposa, esperan unos momentos a que arribe la del gobernador en donde de igual forma viene la alcaldesa Carolina Gudiño.

Cuando baja de la camioneta en la entrada de la plaza, una señora que se dedica a tomar fotos no para la prensa sino de eventos por suerte le queda la troca justo enfrente, librando incluso a los guardias de seguridad.

– Señor se puede poner aquí para tomarle una foto. O sea, lo acomoda, al hombre más rico del mundo.

– Claro que si, ¿dónde me pongo?

Carlos Slim es un tipazo.

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