En un Cannes marcado por una mayor presencia de directoras en la competición, la actriz levanta la voz por la igualdad salarial
El pasado jueves por la noche, durante un evento de campanillas en uno de los salones del Hotel Martínez -una de las perlas de La Croisette-, Cate Blanchett actuó como madrina de la tradicional entrega de los premios Chopard. La marca de joyas, una de las que más dinero se gasta en eventos en los aledaños del Festival de Cannes, reconoce cada año a dos jóvenes talentos, uno masculino y uno femenino, que están despuntando en la industria del cine. Los iguala en la recepción del premio. Horas después de ese evento, Blanchett presentaba en el Palais la película«Cómo entrenar a tu dragón 2», a uno de cuyos personajes presta la voz, y allí criticaba que, cuando las carreras de los actores jóvenes van avanzando, sus condiciones laborales no lo hacen al mismo ritmo.
«Seguimos en un mundo en el que se sigue sin pagar lo mismo a hombres y a mujeres en 2014, y no lo entiendo», decía la actriz, recientemente oscarizada por su papel en «Blue Jasmine». «Y no me refiero a DreamWorks», añadía a pocos metros de Jeffrey Katzenberg, uno de los popes de la animación, «sino a toda la industria. Es una pregunta que solo se hace a las mujeres», concluía, para después alabar a su compañeraMarion Cotillard como «una de las mejores actrices de todo el mundo».
Es un Cannes claramente marcado por lo femenino, con un jurado presidido por la directora Jane Campion y más realizadoras en competición que en pasadas ediciones, como la japonesa Naomi Kawase o la italianaAlice Rohrwacher. No en vano, el festival había recibido críticas en años anteriores por su marcado perfil masculino.
Pero el glamour sigue dándose la mano con la reinvidicación en la alfombra roja de Cannes. Los tuits alabando a la actriz Blake Lively por su aspecto físico se mezclaban esta semana en las redes sociales con los comentarios por la aparición en La Croisette de Julie Gayet, que no puede dar un paso en público desde que trascendió su relación sentimental con el presidenteFrançois Hollande. Y por aquí han pasado Pedro Almodóvar y Penélope Cruz, que no solo está vendiendo el último proyecto de Julio Médem, que protagonizará, sino que se dejó ver en alguna de las fiestas nocturnas de la Costa Azul.
El secuestro de Atom Egoyan
Y mientras, como decimos, el cine sigue. Y la sección oficial continúa también. Este viernes lo ha hecho con «The Captive», la nueva película del canadiense [de adopción] Atom Egoyan. En la reciente «Prisioneros», su compatriota Denis Villeneuve retrató el trauma de unos padres que sufrían el secuestro de su hija. Fue entonces Hugh Jackman quien se metió en el papel del hombre modesto que se vestía de héroe para encontrar a la pequeña. Ahora es Egoyan quien presenta una cinta hermanada con aquella en muchos sentidos. «The Captive» juega también con el frío y con la nieve -esta vez en la fronteriza y «croupier» Niagara Falls-, y repite ese esquema del hombre modesto que le enmienda la plana a la policía. En este caso, Ryan Reynolds.
«Si miro hacia atrás, durante mi carrera he compatibilizado proyectos grandes y pequeños. Y cuando Atom me mandó el guión me di cuenta de una cosa. He trabajado en esto durante 23 años y he tardado tiempo en aprender que es un negocio de directores. Da igual el dinero», decía en rueda de prensa el actor de «Buried».
«Yo vengo de una ciudad en la costa oeste de Canadá», explicaba el director sobre la fuente de inspiración de la película, «y allí se produjo un caso muy famoso de un niño que desapareció en un parque, muy cerca de donde vivo. Conozco el parque y sé que la madre se despistó solo un momento. Y cada vez que vuelvo veo los carteles, y los padres siguen creyendo que el niño regresará. Esa historia está en la base de la película».
