A 25 años del fallecimiento del ‘Hombre del Overol’, su viuda, Concepción Rodríguez , revive aquel trágico día. –
Al momento del funeral de Francisco José Hernández Mandujano, Chico Ché, la gente se volcó en la avenida Mario Brown, donde se encontraba la casa del artista, recuerda doña Concepción Rodríguez, quien agrega que eran tantas personas que el tumulto quería entrar, pero ya no había espacio, ‘fue cuando empezaron a gritar que los dejaran ver a su ídolo’, relata la viuda del ‘Hombre del Overol’, quien al sentir pánico tomó la decisión de hablar con ellos y decirles: “Chico Ché es de ustedes, es del pueblo, pero háganlo en forma ordenada”.
Este es sólo uno de los recuerdos que la señora Concepción Rodríguez mantiene vivo en su memoria, como la propuesta que le hizo el entonces gobernador del estado, Salvador Neme Castillo, quien le dijo que debido a lo que estaba pasando, lo mejor era velar a Chico Ché en la Quinta Grijalva, pues ahí nadie los molestaría, pero los familiares no quisieron.
Aquellos fueron días sumamente difíciles, desde el momento que se supo de la muerte del ídolo musical, el 29 de marzo de 1989, pasando por su traslado a Villahermosa, hasta su sepelio en el Panteón Central de esta ciudad.
Durante el arribo a Villahermosa, recuerda la viuda, cuando se traía el cuerpo de la Ciudad de México, se le pidió a la azafata bajar del avión hasta el final, explicándole que traían un difunto y preferían salir por otra puerta. Ella les dijo que sí, pero a los pocos minutos regresó y les comentó que su petición era imposible, ya que había mucha gente esperando a algún personaje importante, sin saber que al iban a darle el recibimiento era a Chico Ché.
‘Ahí fue donde vi el cariño que le tenían a mi esposo, era algo que no se podía creer, sobre todo por el momento que estabamos viviendo’, indicó doña Concepción.
Recuerda también que al momento de trasladar el féretro al Panteón Central, ellos como familia no podían pasar, por la cantidad de seguidores que se habían congregado en el lugar.
En su mente sigue presente aquellas imágenes de cómo las personas deseaban tocar el féretro, “era sólo eso lo que querían, tocarlo, y fue cuando cayó el ataúd y rodó entre las manos de quienes lo llevaban, casi cayendo al suelo”.
Por su parte Francisco, hijo de Chico Ché, sostiene que el sepelio de su padre puede ser comparado con el de Pedro Infante o Jenny Rivera, sobre todo porque en ese entonces no habían medios de comunicación ni una publicidad que invitara al pueblo a despedir al artista; la gente iba por el amor y respeto al personaje, gente que vino de Mérida, Veracruz, Campeche y el Distrito Federal. “Se podía ver a la gente bailando y llorando afuera del panteón; ahí se dio una mezcla de emoción y ritmo”, apuntó.