Hombres armados trataron de llevarse al dueño de una tienda y se defendió, uno de los plagiarios fue baleado.
Cunduacán.
Un comerciante frustró su propio secuestro ayer por la mañana, al enfrentarse a tiros con un grupo de personas armadas que ingresaron a su domicilio, al menos uno de los vehículos utilizado por los secuestradores fue localizado a escasos metros de los hechos.
Serían las siete de la mañana, cuando autoridades municipales fueron alertadas de un enfrentamiento en el ejido La Lucha, al acudir una radio patrulla, se localizó una camioneta tipo Escape de color rojo, la cual fue abandonada a un costado del panteón.
Trascendió que un grupo armado incursionó a la propiedad de René Calderón, quien cuenta con una tienda de abarrotes, el cual al percatarse de los gatilleros que allanaban su establecimiento con la intención de llevárselo, sacó un arma de fuego y repelió la agresión.
SE ARMÓ LA BALACERA
Testigos indicaron que fueron varias las detonaciones de arma de fuego por ambas partes, incluso uno de los delincuentes resultó lesionado y fue subido por sus compañeros a uno de los vehículos que habían arribado, para luego emprender la huida en dirección al panteón, donde incluso fueron seguidos por familiares del afectado.
La versión fue confirmado por la víctima quien fue entrevistado por los elementos policiacos, comentó que estaba por abrir su negocio, cuando se percató del arribó de tres vehículos, uno ingreso a su casa y del cual descendieron cuatro hombres con armas de fuego, motivo por el cual corrió al mostrador donde tenía guardada su pistola.
Los plagiarios al percatarse de la resistencia de su víctima, iniciaron un tiroteo, el cual fue repelado por el tendero, evitando así su secuestro, eventos que provocó la movilización de las fuerzas del orden en el ejido.
La policía municipal y estatal, realizaron un fuerte operativo en las cercanías de los hechos, siendo encontrada la camioneta Escape, abandonada a un costado del panteón, la cual fue utilizada por los hampones para tratar de llevar a cabo el plagio del tendero.
