Cuando el acosador se esconde en un grupo de WhatsApp

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La aplicación de mensajería instantánea facilita las comunicaciones pero también puede ser usada con fines peligrosos, como el fomento de la anorexia y la bulimia o el acoso sexual

En abril de 2017, la policía detuvo a 39 personas de 10 países diferentes que intercambiaban imágenes de abusos sexuales a menores a través de 96 grupos de WhatsApp. Unos meses más tarde, en enero de 2018, la Guardia Civil utilizó por primera vez la figura del agente virtual encubierto para destapar una red de pederastas integrada por miles de personas en todo el mundo. Los sospechosos intercambiaban a, través de grupos de la misma app, vídeos pornográficos de extrema crudeza protagonizados por niños, incluidos bebés, que llegaban a mantener relaciones con animales. WhatsApp, esa aplicación que tanto facilita las comunicaciones, puede ser usada con fines delictivos. Además de los grupos de distribución de pornografía infantil, también han proliferado en los últimos años los de grooming —adultos que usan la red para acosar sexualmente a menores— o la apología de trastornos alimenticios.

El responsable del Equipo Mujer-Menor (EMUME) de la Guardia Civil, Daniel Moreno Gómez, distingue entre dos grupos en los que se realizan actividades ilegales: los de distribución de “material ilícito o poco adecuado” —pornografía infantil, decapitaciones o agresiones a colectivos discriminados— y los de grooming. En este último caso se suele tratar de un adulto con una identidad falsa que se mete en grupos de WhatsApp ya creados o forma alguno de una temática que le guste a los adolescentes “para lanzar el cebo al número máximo de víctimas posibles” y ganarse su confianza. Finalmente, entabla un contacto individual con los menores e intenta conseguir fotos o vídeos comprometidos.

Estos grupos de WhatsApp son bastante habituales, según explica Moreno. Pero se suelen usar como una primera toma de contacto. Después, las personas que están en ellos suelen adoptar mayores medidas de seguridad y utilizan grupos de Facebook en los que se precisa de una invitación para entrar, foros privados o incluso la dark web: “Son conscientes de que lo que están haciendo es ilegal, por lo que cuanto más ilegal es, toman más precauciones”.

Otros grupos que han proliferado con la llegada de Whatsapp son los de personas que sufren trastornos alimenticios o con tendencias suicidas. “Muertos en vida”, “suicidas forever” o “depresivos” son algunos de los nombres de grupos de Whatsapp que se pueden encontrar en la web. Mientras que algunos usuarios solo buscan sobrellevar cierto malestar, otros pueden llevar a realizar prácticas peligrosas. “Este es un grupo para personas depresivas, con depresión, con ansiedad, enfermedades mentales o simplemente ganas de morir. Gente que está muerta en vida y que no es comprendida por la sociedad convencional. O simplemente ve la vida de forma hostil y pesimista. Si eres así, este es tu lugar”, dice la descripción de uno de los grupos creado en España al que se han unido casi 500 usuarios.

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