Cuatro ya descansan en paz

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Los cuerpos entregados ya fueron enterrados, un quinto era trasladado ayer para iniciar sus funerales.
Los cuerpos de Vianey García y su hija fueron velados en la casa de su suegro.
Tras 96 largas horas de espera, los restos de Vianey García Martínez, de 39 años y Vianey Guadalupe Arias García, de un año, fueron entregados a sus familiares para dar inicio a los servicios funerales en su domicilio particular.

Madre e hija habían abordado el autobús de la línea Huicho, el cual terminaría incendiado en el kilómetro 154+950 de la Autopista Acayucan–Cosoleacaque.

El martes, en punto de las 20:30 horas, los cuerpos fueron llevados a casa de los suegros en la calle Tatuán 5. Ahí familiares y amigos iniciaron un rosario frente a un solo féretro. Posteriormente, a las 09:00 horas de ayer, el ataúd fue trasladado al que fuera su domicilio en andador La Selva 22. Sus restos fueron sepultados horas más tarde en el panteón de los Arcos, del ejido El Cedro, donde se espera depositen en los próximos días el féretro de Marcos Arias Arias, esposo y padre de las fallecidas.

Como mi propia hija, ¡la amaba…!- exclamaba Rosa Vid, una amiga de más de 30 años de Vianey García, al momento que revelaba que la familia acudía a la Ciudad de México a dejar una promesa en la Villa de Guadalupe.

El dolor que vivimos es grande, un dolor que te deja el corazón vació, y se vuelve constante cuando pasan las horas y no podemos identificar el cuerpos de Marcos- lamentó Rosa, quien con llanto en los ojos recordaba a su amiga.

Un adiós a dos hermanos

En el ejido de Chilapilla, en el Municipio de Centla, los restos de los hermanos Ernesto y Cesar García Herrera fueron trasladados la madrugada de ayer a la casa de los abuelos maternos.

Luego de dos horas, los féretros fueron llevados en manos de familiares y amigos a la Iglesia San José, donde se celebró una misa de cuerpo presente que duró 120 minutos.

A las 12:00 horas, los restos de César, quien cumpliera 15 años el pasado martes y Eduardo que cumpliría 16 el próximo viernes, fueron sepultados en el panteón de la comunidad. El llanto de sus padres los acompañaba y se sumaba al dolor de la familia.

 

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