En el Departamento de Estado hubo división interna sobre los islamistas radicales de Nigeria
Estados Unidos no designó a Boko Haram, el grupo nigeriano que tiene secuestradas a más de doscientas niñas, como «organización terrorista» hasta noviembre de 2013, y eso que llevaba tiempo destacándose en sus campañas violentas y se habían establecido vínculos de algunos de sus miembros con Al Qaida.
Esa tardanza es señalada por algunos dirigentes republicanos como razón del auge del grupo y responsabilizan de ello a Hillary Clinton, pues durante su mandato al frente de la diplomacia estadounidense el Departamento de Estado se negó a actuar con mayor contundencia contra Boko Haram.
La posibilidad de que Clinton se presente a las presidenciales de 2016 hace que ahora se examinen de nuevo todas sus decisiones como secretaria de Estado y se le echen en cara posibles errores de la política exterior de la Administración durante los cuatro primeros años de Barack Obama en el Casa Blanca. Es el caso de lo que ahora se antoja como una excesiva ingenuidad en la relación con Rusia. En el caso de Nigeria, sin embargo, no está claro qué pesa más, si el deseo de erosionar políticamente a Clinton o la existencia de motivos objetivos para la crítica.
Debate interno
Como pone ha puesto de manifiesto el «New York Times», entre 2011 y 2012 hubo un debate interno en la Administración sobre cómo actuar frente a Boko Haram. El Departamento de Justicia, el FBI y personal de inteligencia y de contraterrorismo apoyaron que el grupo fuera incluido en la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado, catalogación que sirve para alertar especialmente sobre la actuación de los grupos señalados y prohíbe a toda persona de Estados Unidos prestarles ayuda de cualquier tipo.
Sin embargo, el subsecretario de Estado para Africa, Johnie Carson,se opuso alegando varias razones. Alegó que eso iba a dar mayor publicidad al grupo, lo que tendría un efecto proselitista; iba a dar carta blanca a las autoridades de Nigeria para una ofensiva que podía ir más allá, vulnerando seriamente los derechos humanos de parte de la población; podía convertir a EE.UU. y sus intereses en objetivo de atentados, y además era desaconsejado por las propias autoridades nigerianas.
A final se alcanzó un compromiso, y el Departamento de Estado designó terroristas a tres líderes de Boko Haram, sin llegar a utilizar esa etiqueta para el grupo. Ese último paso se dio en noviembre de 2013, cuando Johnie Carson ya no estaba en el Departamento de Estado y John Kerry había sustituido a Clinton.