Jacobo Zabludovsky y Julio Scherer, el estado y los medios de comunicación

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Fallecidos ambos en 2015, con algunos meses de diferencia, Scherer y Zabludovsky, coexistieron en una de las épocas más complicadas y controvertidas en cuanto a la relación del estado con los medios de comunicación.

Xalapa, Ver.- Posiblemente una de las enemistades más fuertes en la historia del periodismo en México, sea la que sostuvieron Julio Scherer y Jacobo Zabludovsky, posiblemente originada por el conflicto del 68, la batalla Televisa – Excélsior y el manejo mediático de cada uno de estos gigantes a las grandes preocupaciones de la década de los años 70 y 80.

Fallecidos ambos en 2015, con algunos meses de diferencia, Scherer y Zabludovsky, coexistieron en una de las épocas más complicadas y controvertidas en cuanto a la relación del estado con los medios de comunicación.

La discusión va más allá de si a Scherer se le cataloga como “El Periodista Combativo” y a Zabludovsky como el paradigma de “Periodista Oficial”, emblema del oficialismo. Habría que entender la realidad de cada personaje para entender el entorno que rodeaba su trabajo periodístico. Uno, perseguido por sostener lo que otros callaban y el otro, al amparo de un dueño que se autocatalogaba como “Soldado del Presidente”.

“Hubo un zafarrancho en Tlatelolco y al parecer hay lesionados”, fue la frase que marcaría la división de ambas carreras periodísticas.

“No tengo cadáveres en el clóset” dijo Zabludovsky a Milenio en una entrevista sobre el pasado del periodista y su campaña contra Excélsior en los años 70, una polémica declaración y una clara alusión a Scherer quien sostuvo que no le molestaba la vida de Jacobo porque representaba todo lo que él nunca quiso ser como periodista.

Según permanece en la hemeroteca de Proceso, Jacobo Zabludovsky en el momento de llegar al recinto de la Cámara de Diputados para recibir la Medalla Eduardo Neri por sus 70 años de actividad periodística, dijo lo siguiente, en un texto inolvidable de Vicente Leñero: “Esta mañana no vengo a otra cosa más que a pedir perdón. Quiero pedir perdón a todos los que ofendí o lastimé o desacredité durante mi larga carrera periodística. Perdón por haberme sometido a las exigencias de la empresa en la que trabajaba, del gobierno al que servía, de los políticos a los que me rendí. Perdón por torcer la realidad. Perdón por no haber contribuido en aquellos desafortunados años a la libertad de expresión que ahora pretendo ejercer con profundo arrepentimiento. A eso he venido esta mañana: a pedir perdón”.

Tras los fallecimientos de Scherer y Zabludovsky, ha fallecido con ellos una de las épocas mas oscuras del control político en México, una de las confrontaciones mediáticas más duras y además, dos referentes históricos del periodismo que diferenciaron su trabajo con una distancia elegante pero certera.

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