¡Mamá, no sé qué estudiar!

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Nunca es demasiado pronto para empezar a orientar a nuestros hijos en su futuro.

CORTESÍA

Evita proyectar tus deseos y carencias

Una de las peores cosas que podemos hacer como padres es pensar que nuestro hijo TIENE que ser esto o aquello, como por ejemplo abogado, médico o maestro, solo porque todos en nuestra familia se dedican a ello. Peor aún son aquellos padres que intentan imponer a sus hijos la carrera que ellos mismos deseaban hacer y no pudieron.

El primer paso, entonces, es evitar proyectar nuestros deseos y carencias en nuestros hijos. Abre tu cabeza a que es muy probable que él sea algo totalmente diferente a lo que quieres o imaginas.

Ayúdalo a descubrir qué lo hace feliz

Lo mejor que puedes hacer como madre es ayudar a tu hijo a descubrir qué lo hace feliz. Quizás sea pintar, o tocar un instrumento, o tenga facilidad para las matemáticas o las ciencias. Quizás sea algo más difícil de identificar, como un gran sentido de la belleza estética (como un diseñador de moda o diseñador gráfico), un gran sentido de la organización (como un gerente o administrador de empresas), o una gran empatía (como un trabajador social, un médico o un veterinario).

Todos tenemos un don, y una vez que descubrimos cuál es, resulta más fácil decidir a qué queremos dedicarnos.

Exploren juntos las opciones

Si hay algo que me quedó grabado de mi adolescencia, es que nadie me ayudó a descubrir qué podía hacer con mis dones. No sabía qué carreras había disponibles, ni dónde ir a preguntar al respecto. Por eso en cada etapa que mi hijo adolescente tiene que tomar una decisión, lo ayudo a buscar toda la información disponible para que elija.

Hemos explorado juntos páginas web donde se listan las opciones de estudios, y hemos ido juntos a institutos a hablar con quienes trabajan y estudian allí para informarnos de todo lo que pueda interesarle saber antes de decidir dónde y qué estudiar.

Muéstrale la realidad

Es increíble la cantidad de adolescentes que se matriculan en cursos y carreras, solo para descubrir al final (quizá después de varios años) que el día a día del ejercicio de la profesión no les gusta.

Por eso creo que lo mejor que puedes hacer por tu hijo es llevarlo al lugar donde se hace el tipo de trabajo para el que está estudiando, y que vea la realidad, de qué se trata, cómo es el día a día, y en lo posible hablar con alguien que se dedique a ello.

Sé que requiere invertir bastante tiempo y esfuerzo en búsqueda de información, charlas y acompañarlo a todos los sitios en los que podría interesarle estudiar o trabajar, pero la recompensa de ver a tu hijo sentirse realizado dentro de unos años, no tiene precio.

Y aun en el caso de que no se sienta realizado, por lo menos tendrás la conciencia tranquila de que hiciste todo lo que estaba a tu alcance para guiarlo en el proceso de elegir su carrera.

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