Por El Bicho Politikón
Durante el sexenio de Zedillo se privatizaron los ferrocarriles… al terminar su sexenio se integró a la Union Pacific Corporation como su consejero, dicha empresa, cabe decir, fue una de las beneficiadas por la privatización zedillista.
Felipe Calderón se encargó de desaparecer al sindicato electricista, que se oponía a las inversiones privadas en la CFE… cuando Felipe deja de ser presidente, se enrola a la empresa eléctrica española Iberdrola, una de las beneficiadas de contratos públicos para venderle energía al Estado.
Sirva lo anterior como una muestra del cinismo de los expresidentes que entrecruzan sus intereses personales con los intereses de Estado… y bien lo dice el presidente López Obrador, no pasa por lo legal o ilegal… es inmoral.
Gente que debería estar defendiendo los intereses de su país, se encarga de desvalijar a las empresas del Estado para ‘regalarlas’ a empresarios privados… y eso ha pasado con teléfonos, ferrocarriles, petróleo, bancos, etc., etc., etc.
Es de resaltar la virulencia con la que contestó Calderón a la declaración presidencial sobre la corrupción que involucra la práctica de servir a dios y al diablo en el sentido de que no hace nada ilegal y que quien afirma está obligado a probar…
Y aquí se aplica el viejo dicho: se les acusa de ladrones no de ser estúpidos.
Los negocios que han hecho históricamente los gobernantes al amparo del poder son visibles… ya sea por sus propiedades en el extranjero, ya sea por sus cuentas bancarias, ya sea porque ‘heredaron’ fortunas de abuelas pobres, ya sea por ‘casas blancas’ o de otros colores… ahí están las pruebas en sus inmensas fortunas amasadas al amparo del poder.
Pues eso.
