Yahir, niño de 12 años que quiere cambiar su vida

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A su corta edad ha caído en la drogadicción y alcoholismo.

Juan Manuel Jiménez García.

Las Choapas, Ver.

Yahir es un claro ejemplo de la desintegración familiar, es el 4º hijo de 6 hermanos, con su padre en prisión acusado de violación y su madre que se tuvo que juntar para poder mantener a los hijos más pequeños no solo del padre de Yahir sino de su actual pareja.

Yahir describe a su madre como una mujer callada, nos dice que no sabe leer ni escribir, que ha soportado violencia de sus dos parejas, que ha tenido que trabajar para llevar de comer a la casa y que por eso creció con su abuelita de la cual tiene bonitos recuerdos.

La primera vez que conocí a Yahir fue en el Parque Central “Lic. Benito Juárez García”, en ese entonces tenía como 9 años, solía estar todo el día en este lugar en compañía de su hermano y ambos se dedicaban a lustrar el calzado de los paseantes o trabajadores que requerían de sus servicios.

En la actualidad se encuentra en un espacio donde ayudan a las personas con problemas de drogadicción y alcoholismo, su estancia en este grupo es con el permiso de sus padres y familiares que llegan a visitarlo cada semana y donde en ocasiones tiene permiso de ausentarse unas horas para convivir con ellos.

En el Centro Filantrópico de Atención “Nuevo Amanecer”, A.C. es el lugar donde Yahir empieza a ver la luz de su vida, aquí la entrevista…

Después de los protocolos para accesar al edificio de esta asociación civil fui al encuentro con este niño, al verlo quede sorprendido ya que lo vi repuesto en su aspecto físico, quizás porque estaba acostumbrado a verlo sucio y desaliñado en el parque, además por lo regular andaba bajo los efectos del solvente conocido como Resistol 5 mil.

En los 4 meses que tiene en el grupo ha dejado de tomar bebidas embriagantes y usar drogas, el color le ha regresado a la piel y su rostro es el normal de un niño de 12 años, vestía ropa limpia y un sombrero que le daba confianza.

Antes de entrar de lleno en la entrevista, le hice saber que me daba gusto haberlo encontrado en estas condiciones, recordando que por lo regular me pedía dinero para comer o para otras cosas, incluso en un par de ocasiones fue sincero al decirme que lo quería para comprar drogas.

Al ser un grupo de ayuda para la drogadicción y alcoholismo la primera pregunta que le realicé fue, a qué edad empezó a consumir estas sustancias.

“Fue a los 8 años, andando en la calle y en donde no llegas a tu casa y no tienes nadie que se preocupe por ti, es fácil aceptar la invitación de otros jóvenes mayores que tú, y a mí lo primero que me invitaron fue mariguana, después empecé a inhalar solventes porque era barato y lo podías conseguir en cualquier parte”.

Yahir acepta que no sabía que era malo y que lo hacía porque los demás niños y jóvenes de las calles casi lo obligaban y como suele suceder en estos casos, quería pertenecer a un grupo o al menos sentirse identificado con algo o alguien.

Sobre la pregunta que si pensaba que la vida era injusta con él, porque no solo fue el problema de alcoholismo y la drogadicción sino también el accidente donde casi pierde una pierna, el encarcelamiento de su padre y el sufrimiento de su madre, esto fue lo que contestó.

“¡No! mi infancia fue bonita porque jugaba con mis primos y mis hermanitos, no nos faltaba nada a pesar que nuestra casa era de láminas de zinc y el piso de tierra”.

Yahir hace una pausa y sus ojos brillan fuera de lo normal, contiene las lágrimas, aprieta las manos y desvía la mirada para continuar con el relato.

“Nos separarnos cuando metieron a la cárcel a mi papa, me mandaron con una tía con la cual peleaba mucho y hacía maldades para que me regresara a mi casa, tuve que aventarle unos vasos de vidrio para que se enojara y me corriera de su casa”.

Nos dice que la idea de ser lustrador de calzado fue de su hermano el mayor, ya que querían obtener dinero para ayudar a su madre a comprar la leche de sus hermanitos porque ya querían que dejaran el pecho.

Yahir, a pesar que tiene 12 años nunca ha ido a la escuela, no sabe leer ni escribir, en este refugio ha conocido sus primeras letras y escrito sus primeras palabras, además le están enseñando el oficio de elaborar piñatas para que pueda ocuparse en un tiempo futuro.

A pesar que ha vivido la rudeza de las calles y que ha tenido que defenderse de la violencia de jóvenes, tiene ilusiones como cualquier niño de 12 años, y al decirnos lo que siempre le había pedido a los Reyes Magos o Santa Claus no pudo más y soltó un llanto silencioso que quebró a todos los presentes.

“Siempre quise una bicicleta y unos carritos, pero nunca me lo trajeron mis padres, porque desde chiquito sabía que ellos eran los Reyes Magos, pero a pesar de eso lo esperaba cada año pero nunca llegaron”. Señala que después se resignó y dejó de esperar el regalo.

Sobre sus hermanos habla de forma distante, se refiere más a sus hermanos menores y dice odiar a su hermana que acusó a su padre de violación.

Yahir tiene 4 meses en este lugar, llegó por medio de una función de cine que organizó la asociación para recabar recursos para algunas necesidades, en la sala de proyección se presentó en estado inconveniente, llevaba su botella PET llena de Resistol.

Los encargados del lugar indicaron que cuando fue aceptado estaba en malas condiciones de salud, con un cuadro de desnutrición severa y problemas al respirar por la inhalación de solventes, en este tiempo ha mejorado de manera significativa y participa en todas las actividades del grupo.

Al ser menor de edad cuenta con cuidados especiales en la asociación y que es supervisada por autoridades municipales.

El niño de 12 años pasará el proceso de todas las personas con problemas de adicción, y en algún momento tendrá que enfrentar las calles de nueva cuenta, mientras tanto en la asociación le enseñan oficios y a leer y escribir.

Antes de despedirme le pregunto qué quiere hacer más adelante, si piensa en trabajar conocer a una persona casarse y tener hijos, esto fue lo que respondió.

“No quiero casarme creo que me quedaré soltero siempre, quiero estudiar para enseñar a mi mamá a leer y escribir y trabajar para comprar cosas a mi hermanito”.

La nueva actitud y el aspecto de Yahir dan esperanza que quiere un cambio en su vida, que quiere dejar atrás todas las malas experiencias, sus compañeros y padrinos le han mostrado un camino diferente…

Tan solo es un niño de 12 años.

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