EPN entrega Premio Nacional del Deporte

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Foto: Presidencia de la República

Había que repartir sonrisas por doquier. Y es que no había espacio para cumplir el implícito protocolo que dicta que ante el Presidente de la República hay que mantener la seriedad. Acaso, algunos guardias del Estado Mayor Presidencial mantuvieron la compostura.

“Fue como una reunión entre amigos”, apuntó la arquera Aída Román, quien recibió el Premio Nacional del Deporte 2012 de manos del nuevo presidente de México, Enrique Peña Nieto, quien apareció en punto de las 10 de la mañana para figurar en su primer acto oficial como Primer Mandatario de nuestro país.

En la fría residencia de Los Pinos no cambia nada. No en esencia. El mismo ceremonial de seguridad que envuelve la casa del mandatario, militares en cada rincón y los guardias en traje y lentes oscuros predominan en el enorme salón en el que todos los asistentes son atentamente observados.

No deja de tiritar la taekwondoín María Espinoza que eligió una escotada blusa para recibir el Reconocimiento al Mérito Deportivo y con quien Peña Nieto bromeó “¿tienes novio? Pobrecito” y sonríe la sinaloense. Ni Gustavo Sánchez que tiembla de nervios y contagia a unos cuantos, como el mismo presidente que, al ser anunciado el discurso del atleta paralímpico, lo busca entre el montón de sillas que observan y ríe cuando lo encuentra a su lado.

O al profesor Nelson Vargas, quien fue reconocido por su fomento al deporte y adelantó su andar sobre la tarima cuando aún no era nombrado para subir a recibir su premio.

“Es un día muy importante para nosotros. Sabemos que seguirá el apoyo por parte de usted y de la Conade y nosotros sabemos que seguiremos cosechando triunfos para México”, advierte con una sonrisa Sánchez, nadador paralímpico quien a sus 18 años se muestra bastante elocuente.

“Escribí mi discurso con el fin de que todo mundo se sintiera identificado con mis palabras”, habría de confesar posteriormente el joven campeón paralímpico.

Y se desahogan también montones de promesas de parte de Peña Nieto, quien sonríe nervioso: “El deporte será prioritario en mi gobierno. Será el eje para lograr una educación de calidad, sabemos que necesitamos cambiar lo que no funciona e impulsar la cultura física.

“Sabemos que la planeación es indispensable, tenemos que pensar más allá de un sexenio. Yo me propongo acelerar el proceso por medio de un programa de deporte escolar que favorezca la activación física en las escuelas, instalaciones deportivas, rescate de espacios públicos, la construcción de un Centro Deportivo de alto rendimiento en cada una de las entidades del país… El deporte será esencial en el programa nacional de prevención del delito”.

Y esas promesas son de las que ilusionan a los atletas, que no ocultan su esperanza. Ilusionan también a aquellos que por primera vez reciben el PND como los jugadores del Tri Olímpico, campeones que lucen, más que su traje, una sonrisa “porque es momento de disfrutarlo”, admite Diego Reyes. Y se acabó el momento, esa costumbre de romper filas y abrazarse unos a otros, mientras los más emocionados como Luis Fernando Tena, muestran a las cámaras, complacidos, el diploma y la roseta de oro que los pone en un lugar privilegiado de la historia.

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