La esperanza de Doña Panchita que encontró la luz nuevamente

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Doña Panchita vuleve a ver.

Ejido San Martin.

Lázaro Cruz García

Es una las historias de las que pocas veces se cuentan, es una historia en la que fe y la esperanza siempre estuvo presente en doña Panchita una vecina del ejido san Martin la última comunidad del municipio de Moloacán.

Durante casi 10 años permaneció en la oscuridad´, sus 5 hijos eran su apoyo, marginados por la falta de oportunidades propias de las comunidades rurales  y faltos de lo esencial en muchas ocasiones, así vivía Francisca Martínez, mejor conocida como “Panchita”, vecina del ejido San Martín, del municipio de Moloacán. La pérdida de una de sus hijas la golpeó severamente anímicamente, aún más que su ceguera, pero a la vez le dio más fuerzas para luchar.

En su camino encontró una esperanza, y gracias a la gestión de  la Asociación Civil Renueva, Fundación Grupo Ortíz y Vínculos Dinámicos, AC., ella recuperó la vista, apenas el pasado fin de semana fue sometida a su segunda operación y recuperó su sentido en un 100 por ciento, afortunadamente.

“Doy gracias a Dios, primero que nada,  porque nunca perdí la fe de recuperar la vista, a doña Rosita Noverola que siempre estuvo a la espera de una oportunidad para que me apoyarán con las operaciones de mis ojos y a la licenciada Vicky Rasgado, porqué mediante ella logramos  contactar a las otras asociaciones que pudieron ayudarme  para ir a México a operarme los ojos, porque ya no veía nada, tenía  cataratas y un golpe muy fuerte que lleve me afectaron la vista, pero hoy puedo ver, gracias a Dios y estas personas, que no sólo me han ayudado a mí, sino a muchos otros”, destacó la vecina del municipio de Moloacán.

Ella es vecina de la congregación de San Martín, a sus 36 años padece  diabetes, que en un principio se creyó era la causa de su ceguera, y la limitaban para poder trabajar y sacar a sus hijos adelante.

Pedía dinero en el mercado, en la caseta del mismo lugar, en el parque, en donde pudiera para poder darle de comer a sus hijos, o comprarles artículos para su escuela, sus uniformes, o simplemente para subsistir. Reveló que durante mucho tiempo pidió apoyo a las autoridades y sólo la apoyaban de vez en cuando, con algunas gotas o estudios, pero el mal seguía en sus ojos.

Hoy, Panchita ya pude ver, y se encuentra en recuperación, pero  aseguró que haber recuperado la vista es como haber nacido otra vez, es una oportunidad que se le dio para poder trabajar y sostener a sus hijos, pero sobre todo mejorar la calidad de vida de su familia.

 

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