COMIENDO LA CARNE Y BEBIENDO LA SANGRE DEL HIJO DEL HOMBRE

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WILLIAM SOTO SANTIAGO.

San Juan, capítulo 6, versos 51 en adelante “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.

Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?

Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.

El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.

Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.

Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.

Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

*A través de la historia bíblica podemos ver que antes de aparecer Jesús y hablar acerca de este tema, ya se había reflejado tanto en el libro del Génesis como también en el libro del Éxodo, se había reflejado ya todo eso que iba a ser llevado a cabo.

*Y ahora, es Melquisedec el que estaría dándole a la descendencia de Abraham el Pan (Su Cuerpo) y el Vino (Su Sangre) para salvación.

Encontramos que también esto fue representado en el tiempo de Moisés, en el capítulo 12 del Éxodo, cuando Dios ordenó al profeta Moisés que le ordenara al pueblo a tomar un cordero de un año, lo tomaban el día diez, un cordero sin defecto, y lo guardaban hasta el día catorce; durante esos días lo examinaban y el día catorce en la tarde lo sacrificaban —eso es la pascua—, colocaban la sangre sobre el dintel y los postes de los hogares, y el cordero lo asaban y lo comían dentro de sus hogares durante la noche de la pascua. O sea, que desde que comenzaba el día de la pascua, ellos comían ese cordero; en la víspera de la pascua, que era el día catorce, lo sacrificaban; y ya comenzaban luego de haberlo sacrificado y haberlo asado y colocado dentro de sus hogares, de haber colocado la sangre sobre el dintel de los postes, comenzaba la pascua, la gran cena pascual, en donde comían el cordero con hierbas amargas.

Y esa era una noche muy especial, porque esa noche Dios heriría a Egipto, y los primogénitos de todos los hogares morirían (de seres humanos y también de los animales). Por lo tanto, las personas que no tenían la revelación divina del cordero pascual siendo sacrificado, y colocada su sangre sobre el dintel y postes de las puertas, y el cordero siendo asado y comido dentro de esos hogares, los que no tenían esa revelación tenían una noche muy difícil, era una noche de luto para todos ellos, era una noche en donde el juicio divino caía sobre todos ellos, sobre todos esos hogares, comenzando con la casa del faraón.

Y ahora, todo esto nos habla del tiempo de la noche que vendría sobre la raza humana, en donde toda persona necesita tener la Sangre del Cordero aplicada en su alma, en su corazón, y estar comiendo la Carne del Cordero Pascual, que es Cristo.

Y durante estas siete etapas o edades de la Iglesia, la Iglesia ha estado viviendo en el tiempo de la noche, y la muerte ha estado azotando la raza humana —la muerte espiritual— y han estado muriendo espiritualmente millones de seres humanos. Pero aquellos que han tomado la Sangre del Cordero y la han aplicado en el dintel y los postes de la puerta de su corazón, y se han estado comiendo el Cordero, a Cristo, la Palabra, esas personas han sido libradas de la muerte espiritual, esas personas han estado a salvo, y ahora como individuos; y esas personas han estado en una Casa, en una Casa que tiene aplicada la Sangre en el dintel de la Puerta y tiene el Cordero dentro de esa Casa, en donde se están comiendo ese Cordero de edad en edad. Esa Casa es la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo; y en la Puerta está la Sangre de Salvación, la Sangre del Cordero. Y la Puerta es Cristo.

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