Las Choapoliticas

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Por Juan Manuel Jiménez García.

AMLO: EL MISMO DE SIEMPRE.

Cuando existe la oportunidad de escuchar a Andrés Manuel López Obrador, renace la esperanza que haya cambiado, que maneje otro tipo de discursos, que de verdad ofrezca proyectos de gobierno que puedan mejorar la vida de millones de mexicanos, que de una vez por todas, confirme su liderazgo del que tanto se habla.

Pero como ha pasado en ocasiones anteriores, la decepción se hace presente al ver que no ha sucedido la tan esperada metamorfosis política del tabasqueño, que el discurso es el mismo de hace 30 años, la misma cantaleta de siempre, la misma rutina y la misma maldita costumbre de denostar a los gobernantes.

Oratoria que le ha dado resultados para seguir viviendo de los impuestos de los mexicanos, vía partidos políticos, AMLO es como aquel entrenador de futbol que cuando gana un partido con determinados jugadores no los cambia para el siguiente encuentro, es decir, es una cábala deportiva de seguir con la misma alineación.

Por eso al “Peje” no le interesa ganar la presidencia de la República, por la sencilla razón que se le acabaría su negocio, es decir, ya no sería oposición y con eso terminaría su modus vivendi, pero aparte AMLO enseñó en su visita a este municipio la parte más criticada de su personalidad que es la intolerancia.

López Obrador creyó que porque somos un pueblo bicicletero, nos podía tratar con desdén y hasta cierto punto con desprecio, ya que en un lapso de 20 minutos ofreció un dialogo con los manifestantes y al final le se hizo como el “tío Lolo”, sigue siendo un manipulador exquisito, con un amplio repertorio de palabras que convencen hasta al más necio.

Desde luego tiene su mérito usar un lenguaje popular que le gusta a sus seguidores, de vez en cuando suelta un chascarrillo que lleva al clímax a su público que a estas alturas del discurso, ya se encuentran cautivados por su oratoria.

Pero sigue siendo el mismo bravucón, irrespetuoso, desafiante, retador que no mide cuando pretende denostar la figura de un gobernador o del mismo presidente de la República, que toma las noticias del momento para hacer una historia, sacada de su paranoia para justificar su odio al sistema, del cual es parte.

El mismo Obrador que se cree tocado por los dioses, sin pecado concebido, el mismo que no acepta haber cometido ningún tipo de errores políticos, aunque en su conciencia arrastre administraciones de estados donde gobernó gente de su confianza como Guerrero, Zacatecas y Michoacán

No podía faltar el discurso encarnizado hacia los gobernantes en turno, donde para el tabasqueño no hay político bueno que no sea él, habló de corrupción como lo viene haciendo desde hace muchos años, el mismo cuento de siempre pero con protagonista diferente, y no podían faltar sus palabras con su marca registrada: “la mafia del poder”.

EL PEJE POR SU BOCA MUERE.

Pero como suele suceder con AMLO en sus discursos, sus propias palabras y acciones lo delatan y sacan a relucir el ADN de dictador, la sangre anarquista que corre por sus venas lo traiciona, y en esta ocasión no fue la excepción, cuando obligó a que los presentes alzaran la mano para apoyar a determinado candidato.

Fue una maniobra infantil que deja ver la falsa democracia que se pregona en MORENA, y queda claro que no se mueve ni una hoja de un árbol de este partido, sino es por la voluntad de López obrador, se confirma que, a pesar de decir lo contrario, está enterado de todo lo que sucedió en la imposiciones de las candidaturas.

Con López Obrador se aplica la frase aquella que dice “genio y figura hasta la sepultura”, el peje no va a cambiar, es una postura que le ha redituado vivir del erario público, asegurar el patrimonio de su descendencia por muchas generaciones, AMLO es el mismo de siempre y no cambiara…NO LE CONVIENE.

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