¿OIGA USTED… PROMESAS!

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Por Gustavo Martínez Contreras

Fin de año, época de reflexión, de análisis, de cena de navidad y de perdón, de nuevo año y nuevos propósitos, o bien, viejos propósitos con nuevos bríos, para ser la especie más ‘inteligente’ sobre la tierra nos centramos en muy poquitos deseos, a saber: tener una figura de revista o de conejita de play boy y para eso se someten a un régimen de 4 días de dieta, ya que la tentación de la comida es mucha y se rompe la dieta con la rosca de reyes, dejar de beber y, por consiguiente, dejar de hacer el ridículo en las fiestas o reuniones familiares, está además quien desea ser rico jugando a la lotería pero no trabajando lo suficiente o los que desean hacer ejercicio pero a la semana lo abandonan porque eso es dificilísimo; total, que tenemos propósitos que están destinados al fracaso porque nos falta algo muy importante: disciplina, orden, constancia, autoestima.

Mientras en el gobierno hacen cuentas de que vamos a crecer a tanto y a fin de año resulta que solo crecimos la mitad, dicen que van a pedir licencia para enfrentar a la justicia y pasa que se dan a la fuga, nos cuentan que van a reconstruir un puente en seis meses y llevan un año, que van a terminar el hospital en construcción y ahí está… en obra negra.

Pues como prometer no empobrece no hacemos y nos hacen promesas que de antemano sabemos que no se van a cumplir, lo hacemos para aplacar el alma o para salir en la foto.

Tengo un hermano que tenía una televisión y estaba en dificultades económicas, eso no tiene nada de anecdótico dirán ustedes, tienen razón, pues resulta que en la familia somos diez hermanos y al menos a cinco de nosotros nos vendió la dicha televisión y cada que lo veíamos (cuando nos visitaba), cada uno de nosotros le preguntábamos por la multimencionada televisión, mi hermano solo sonreía y nos decía que luego nos la daría, oiga usted, al final no nos entregó nada, pero eso sí, nos decía con una voz melódica “pero que tan feliz no te hice cuando pensabas que ya tenías televisión” y si, la sola promesa de poseer algo que no tenemos, nos hace felices. Y al fin de cuentas es mi hermano.

Pero con éstos tipos que dicen gobernar y además lanzan spots de televisión retando a debatir pues lo único que causan es risa que de alguna manera es ser feliz, jo jo jo.

Oiga usted, nos vemos en la próxima entrega.

Contacto: [email protected]

 

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