FUENTE: REFORMA
CD. DE MÉXICO, MX.- / 2016-10-25
El abogado fiscalista saludó a quien había conocido hace 20 años, cuando los presentó su amigo en común Moisés Mansur Cysneiros. Uno estudiaba en el ITAM y el otro en la Universidad Iberoamericana.
Ortega estaba preocupado y le confesó al Gobernador que tenía miedo y que ya no quería seguir participando en sus negocios, donde su verdadero papel había sido prestar su nombre para las empresas y bienes del priista.
El escándalo ya estaba en todo su apogeo. Duarte no ocultó su molestia ante quien había sido un servidor leal en los últimos seis años.
“Él me jaló del brazo y me dijo que yo estaba metido en esto, que yo estaba involucrado y dijo ‘tú sabes de dónde viene el dinero’”, relató a la PGR el abogado de 40 años de edad.
A partir de ese momento, el fiscalista que desde hace 9 años dirigía un exitoso despacho en Cancún, sacó a su familia del país y anduvo a salto de mata, durmiendo cada noche en lugares distintos.
Por terceros, le hicieron llegar recados que consideró amenazas y que lo llevaron a tomar un camino sin retorno. El pasado 12 de octubre entró por su propio pie a la PGR para confesar todo lo que sabía.
Ortega se convirtió en el testigo que aceleraría la caída del Gobernador veracruzano.
Soltó una larga lista de empresas y bienes que, según su dicho, había adquirido para Duarte y de muchas otras que sabía que otros prestanombres le habían comprado.
Habló de 30 casas rematadas en Miami, Florida; 5 tiempos compartidos en el Hotel St. Regis de Nueva York; un inmueble en Woodlands, Texas; otro en Arizona y un departamento en Madrid.
Incluyó un edificio en Masaryk, al lado del Hotel Habita; 3 departamentos en el Club de Golf Bosques de Santa Fe y dos terrenos en Calle Sierra Fría, en las Lomas de Chapultepec; un terreno en Avenida Chapultepec y Salamanca y un inmueble en la Delegación Coyoacán.
Una casa en Tlacotalpan; el rancho El Faunito, en Córdoba, y la Torre Pelícano en Boca del Río, estas tres últimas en Veracruz. Señaló al rancho Las Mesas, en Valle de Bravo; una plaza comercial en Metepec y unas bodegas en Ocoyoacac, en el Estado de México.
Dijo haber comprado 2 departamentos en Ixtapa Zihuatanejo, Guerrero, y parcelas ejidales en Campeche, además de que sabía -sin dar detalles- que otras personas le compraron inmuebles en Cancún, Quintana Roo.
Una lancha italiana de 790 mil dólares y joyas por 225 mil dólares para la esposa del Mandatario fueron otras de las compras en las que de una u otra manera Ortega intervino.
Desde el 2010, en que Duarte le pidió concretar la primera operación como testaferro en la compra de los departamentos de Ixtapa por 3 millones de dólares, cada 30 días el litigante acudía puntualmente a la oficina de Contreras y Janeiro, en Polanco, para cobrar sus honorarios.
“El beneficio económico que yo recibí por hacer todas estas operaciones como prestanombres fue de 300 mil en efectivo, en un sobre cerrado afuera de las oficinas de Contreras y Janeiro. Gustavo Pérez me daba el sobre”, expuso.
“El procedimiento para la entrega de dinero era que me hablaban y me decían ‘ya está tu pago’ y yo iba a recogerlo”.
Además del dinero, viajó algunas veces con Duarte, pero sobre todo con Mansur, su amigo de aulas en el ITAM. Con Moisés fue 10 veces a Estados Unidos, algunas de ellas a Aspen, Colorado, y a Las Vegas, Nevada.
Ortega no volvió a ver a Duarte desde el Camino Real y de Mansur supo que el mes pasado estaba en Estados Unidos, porque habló con él. De otros allegados al Gobernador, como Rafael Gerardo Rosas Bocardo, refirió que estaba arrepentido.
“Creo que nada más me usaron… no pertenezco a ningún grupo u organización criminal, ni mis padres o esposa sabían nada, ahora entiendo que fui un instrumento para lavar dinero”, dijo el fiscalista a la PGR, según la videograbación transmitida el domingo pasado en una audiencia judicial.
En el interrogatorio, un fiscal federal preguntó a Ortega para qué quería tanto dinero el Gobernador con licencia.
“Para asegurar sus fondos para el retiro ¿no?”, respondió.