El teólogo jesuita David Fernández Dávalos afirma que el papa Francisco tiene la oportunidad de enamorar y encantar a las juventudes mexicanas
CIUDAD DE MÉXICO (La Silla Rota).- Jorge Mario Bergoglio viene a Méxicopara buscar a sus ovejas perdidas, los jóvenes, un sector vulnerable y olvidado por los jerarcas católicos mexicanos, quienes, en los últimos años, han mostrado una postura lejana a la gente y más cercana al poder.
Para el maestro, teólogo jesuita, filósofo y hoy rector de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, David Fernández Dávalos, el papa Francisco tiene la oportunidad de enamorar y encantar a las juventudes mexicanas ante una Iglesia que los ha alejado por sus errores o por sus ilegalidades.
A pesar de ser un sacerdote jesuita, misma orden religiosa que la del papa Francisco, la visión de Fernández Dávalos es crítica respecto al actuar de la iglesia católica. A su parecer, la falta de una palabra oportuna o reconfortante ha sido determinante para que los mismos jóvenes sientan indiferencia y rechazo.
Entrevistado por LA SILLA ROTA, Fernández Dávalos hace un análisis sobre las juventudes mexicanas y las juventudes católicas en el mundo, a los que les pide, otorguen el privilegio de la duda a un Papa, quien, durante su visita a Morelia, dirigirá un mensaje para ellos.
Fernández Dávalos fue rector del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), en Guadalajara, y después, rector de la Universidad Iberoamericana Puebla.
El papa Francisco tendrá un encuentro con 100 mil jóvenes el próximo 16 de febrero en el estadio Morelos en Morelia, Michoacán.
-Los jóvenes, ¿Cómo van a recibir al Papa?
Si bien existe un sector que está más sensibilizado, quienes tienen un origen muy católico y más cercano a la iglesia, a las parroquias o a los movimientos juveniles, “son minorías”, existen dos sectores más.
Una gran mayoría que es indiferente, pero tienen un pequeño interés en ver qué es lo que está proponiendo y que quieren oír, que están abiertos a escuchar posturas en pro y en contra; también hay un tercer grupo más reactivo, que ha sido golpeado por las posturas eclesiásticas en asuntos sociales, de moral personal y que han visto una iglesia cercana a los poderes, que se han sentido rechazados y que seguramente están molestos y agresivos con el nuevo protagonismo del Papa.
Con esta esperanza, y lo que quisiera exhortar, es que escuchen lo que va a decir y que vean los cambios de acción que está teniendo las nuevas actitudes, así como los nuevos discursos que se están manejando, que le otorguen el beneficio de la duda.
-¿Por qué en México no estamos viendo esos grandes grupos católicos como en Europa? ¿Qué tiene la Iglesia Católica afuera que no tenga en México?
En Europa, el contexto es una sociedad pos secular o secularizada, en donde el catolicismo ha descendido a niveles muy bajos, entonces, se crean grupos fuertes, con mística. De modo que aunque son minoritarios, están muy robustecidos.
En América Latina seguimos teniendo una sociedad creyente con prácticas más o menos legitimadas, aquí no se necesitan esos grupos vigorosos, pero el peligro que acecha es el desinterés o una crecente secularización inadvertida.
Algunos de estos jóvenes desencantados sí tienen que ver con las posturas de la Iglesia, “lejanas a la gente y cercanas al poder”.
También hay que reconocer que la Iglesia ha cometido errores e ilegalidades, que no son aceptadas, pero la gran mayoría no tiene una palabra oportuna, reconfortante y se va perdiendo el interés.
-¿Francisco podrá enamorar a las juventudes mexicanas?
El convencimiento tiene que ser poco a poco y no puede ser de un día para el otro, tiene que darse el tiempo de construir oídos para escuchar, ojos para ver, pero estamos a tiempo.
Tiene que volver a conectar y me parece que esta visita es un paso importante. Aunque hay jóvenes enganchados, preocupa esa mayoría indiferente. Francisco viene por sus ovejas perdidas, deja 99 ovejas para venir por una.
“Es un paso importante para re encantar a los jóvenes y convocarlos a la iglesia que tiene que ser la de ellos y no las de los jerarcas”.
