Mexico revisa la figura de Porfirio Díaz un siglo después

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Díaz fue un héroe militar y como presidente pocos niegan su papel modernizador.

El denostado dictador mexicano Porfirio Díaz está recuperando algo de respeto un siglo después de que murió en el exilio.

El gobierno de Oaxaca, estado natal de Díaz, ha programado conciertos, lecturas y exposiciones artísticas a partir del jueves con motivo del aniversario de su fallecimiento el 2 de julio de 1915 en París. Incluso se alzan voces que proponen la repatriación, con honores, de sus restos al país que gobernó la mayor parte del tiempo entre 1877 y 1910.

Margarita Toledo García, que preside un comité que propone la repatriación de los restos, cree que Díaz es prácticamente el padre del México moderno, y considera que en la actualidad aún pueden apreciarse muchas obras que él inició.

Pero muchos en el país creen que no hay necesidad de honrar, ni siquiera de evaluar de nuevo, la figura del hombre cuyo gobierno brutal desencadenó la Revolución mexicana de 1910.

“Los mexicanos que le admiran lo tienen exonerado hace un siglo, los que hasta la fecha no, nunca lo harán”, escribió el caricaturista conocido como “Calderón” en el periódico Reforma. “Dejemos a los muertos descansar en paz”.

Díaz fue un héroe militar y como presidente pocos niegan su papel modernizador. Durante sus años al mando del país se extendieron el ferrocarril, la energía eléctrica y la inversión extranjera en México.

Pero su régimen también reprimió con dureza y explotó a los trabajadores industriales, a los pueblos indígenas y a los campesinos. La oligarquía trataba a los mexicanos analfabetos y empobrecidos casi como esclavos en una cultura de amplias haciendas que no difería demasiado de la estructura colonial.

En 1910 estallaron disturbios en protesta por unas elecciones amañadas que prolongaban el mandato de Díaz tras 30 años de gobierno ininterrumpido y mano dura. Su rival, Francisco I. Madero, hizo un llamamiento a la rebelión armada contra el gobierno. Así comenzó la Revolución mexicana.

En 1911, Díaz dimitió y se exilió en Francia. Nunca regresó a México.

La Revolución continuó hasta 1917 —aunque algunos historiadores consideran que realmente concluyó en 1920, y otros que incluso en 1924— y dejó aproximadamente un millón de muertos.

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