Por El Bicho Politicón
La buena, por fin la candidatura de Margarita Zavala marcó la agenda del día, ya era hora que la exprimera dama llamara la atención de los medios de comunicación (por lo menos), nacionales y extranjeros, la mala, fue para anunciar su renuncia.
Las cantidades exorbitantes de recursos que manejan los partidos políticos hace que sea prácticamente imposible que un ‘independiente’ gane la presidencia, más aún con el suicidio que cometió Zavala al renunciar a las prerrogativas estatales, ¿acaso pensaba que los dueños de los dineros hacían fila para ‘invertir’ en su candidatura?
Se dice que el cuarto de guerra de la candidata era todo muy gris, no había ni para papel de baño.
Con ese panorama, aplaudo la valentía de bajarse de la contienda, ya que, además, según las encuestas, no tenía la menor posibilidad, ya no de ganar, sino de competir dignamente, digamos que aquello iba a ser una goleada mayúscula.
Ahí va una pequeña anécdota con Margarita. Hace ya más de 20 años asistí a la presentación de un libro de mi querido profesor Pedro Martínez, quien me dio la asignatura de relaciones internacionales, pues bien, estábamos varios compañeros de clase charlando amenamente antes del evento formal cuando llega Felipe Calderón con su Margarita.
En ese entonces me parece que eran diputados o algo así, me parecieron una pareja de enamorados, muy sencillos y cordiales… creo que aún se mantienen en ese tenor y en un acto de honestidad y congruencia renuncia.
Que cómo se llama el libro de mi profesor, yo como Meade… no me acuerdo.
Pues eso.
